Túneles de tierra fagocitan trozos de mi alma que recuerdan momentos hermosos donde el fuego era el centro y alrededor se sentaba la inocencia. Cierro los ojos para poder sentir aquel aroma a candela, para sentir el calor en mi rostro y ver las llamas en los ojos de mis hermanos. Siete corazones palpitando a la vez en un trozo de tierra sin dueño. Sin esperar nada y cantándole a la plata del cielo. Amanecer en los rostros y sonrisas cansadas. Cuerpos desnudos que se unen para compartir el calor de sus pieles oscuras.
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