Su alma es antigua,
pero Clara no lo sabe y habita su cuerpo sin saber
que su alma la habita a ella. Su alma ha galopado sobre las montañas
de Norteamérica. Ha bailado alrededor del fuego pidiéndole al cielo
la lluvia. Ha sido la medicina de su tribu. Conoce el lenguaje de
los árboles, de las rocas y el amor de la Tierra. Sabe que todo
florece cuando le llega su momento y que la muerte es sólo un
tránsito. Ha cruzado el portal infinidad de veces y ha sentido el
impulso de volver tantas otras. Su alma guarda el mapa de su viaje. Tantas vidas... ha asistido a la caída de un mundo. Ha sucumbido al
amor de un hombre por encima del amor a su pueblo. Ha comerciado chocolate y ha
sido la esclava de una reina. Ha batallado por la fe, por la libertad, por el honor,
por la verdad, por el amor. Pero siempre conectada a la Tierra, a la
esencia que le da sentido a todo. Sin embargo, el alma que habita
ahora en Clara sabía que a mitad de su viaje las reglas
cambiarían, el mundo
cambiaría. Batallar fuera no mitigaría la soledad. Reclamar la
justicia fuera no le serviría más a su corazón herido. Preguntarse
el porqué del horror desde el miedo tampoco la llevaría a casa.
Alcanzar el sentido desde su cabeza un laberinto. Clara ignora estas
cuestiones pero vive en ellas sin saberlo. Clara hace tiempo que
anda perdida entre la razón y lo correcto.
Pero cuando Clara camina
descalza por el bosquecillo cercano a su casa experimenta una calma
sin preguntas. Sin que Clara se de cuenta su alma recuerda el pacto.
El pacto en el que los árboles, el viento y las rocas guardarían la
memoria que el hombre olvidaría. Por eso Clara camina cada mañana por el bosque, porque su alma necesita recordar. Recordar que es árbol, que es viento, que es roca y que es mujer también... que es todo y nada a la vez. Clara ama ese bosquecillo donde no se pregunta nada, donde estando tan sola se siente tan acompañada.
Precioso! Y me llega tanto... Que me voy al bosque.. gracias por recordarlo!
ResponderEliminarPrecioso! Y me llega tanto... Que me voy al bosque.. gracias por recordarlo!
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