lunes, 11 de noviembre de 2013

DOS CAMINOS

Germán mira a Lucía pidiéndole que se quede en Argentina. Lucía le sonríe confusa y mira el avión que la llevará de vuelta a España. Dos caminos. Lucía toma una decisión y piensa, Díos mío no permitas que me arrepienta de este día.
Han pasado veinte años desde aquella decisión. Lucía limpia el taller donde pinta mientras espera que la luz sea la adecuada. Mira por la ventana el cielo de Sevilla y se deja acariciar por su luminosidad única. A las diez decide que la luz es perfecta y agarra sus pinceles. Comienza a pintar y olvida que existe. A media tarde el hambre la saca del lienzo. Se prepara un bocadillo y se lo come delante del ordenador. Se le acelera el corazón al leer un mail de su agente. Galerie Denise René de París está interesada en su obra y ofrece varias fechas para exponer. Lucía se levanta entusiasmada, sale al patio y se ríe histérica. La cabeza se le llena con todo lo que ha de hacer para preparar la exposición, pero respira y decide simplemente disfrutar el momento. Sigue respondiendo mails hasta que se hace de noche. Lucía va a  la cocina y mientras se prepara la cena algo en su mente caprichosa la lleva veinte años atrás. Es absurdo, absurdo, piensa mientras pica cebolla. Pero sin saber cómo sigue el hilo de sus pensamientos y fantasea   con cómo hubiera sido su vida si no  hubiera cogido ese avión hace veinte años... 

Lucía hace las camas de las niñas y pone una lavadora. Sale rápido a comprar para que la comida esté lista a las doce. Vuelve a casa enfadada porque la leche volvió a subir, pero en su portal se encuentra a Mariana, su vecina del tercero con cuyas hijas juegan  las suyas y ambas se desahogan a gusto sobre como va la Argentina. Luego recuerdan el último asadito vecinal y se despiden riendo. A las dos han comido todos, incluido Germán que pudo salir antes del laburo. Las niñas echan la siestita, costumbre de su madre española, momento en que Lucía y Germán aprovechan para tumbarse en el sofacito y estar así no más o lo que se tercie. Lucía se queda dormida abrazada a los pies de Germán. A las tres despierta como un resorte y sale de casa despeinada pero feliz. Coge un colectivo que la lleva hacia San Telmo, barrio donde da clases de pintura a niños en un colegio privado. Hoy trabajarán con acuarelas. Después de cinco horas Lucía llega a casa cansada y con manchas de azul en su rostro.  Germán baña a las niñas, luego cenan todos juntos y Lucía las acuesta.  Después de dos cuentos y de ponerse firme un par de veces las niñas respiran dormidas. Lucía las observa y siente que crezcan tan rápido. Cuando llega al salón Germán se ha dormido en el sofá. Lucía le echa una manta y lo mira respirar profundamente. Observa la barbilla de Germán y le dan ganas de besarla, pero decide no despertarlo, así que  sale al balcón. Al mirar el cielo bonarense piensa en Sevilla. Y aunque sabe que es absurdo, fantasea  con cómo hubiera sido su vida si hubiera cogido ese avión hace veinte años...

sábado, 9 de noviembre de 2013

CORREO POSTAL

Sé que no te gusta leer, pero si te concentras podrás oír mi voz entre los renglones de esta carta. Hoy es mi cumpleaños, ha amanecido nublado y he recordado que no puedo cambiar el pasado. No puedo mamá. Puedo soñar que no cogí ese autobús. Soñar que vivimos juntas en el pueblo y que soy feliz. Soñar que no necesito nada porque lo que tu viviste nos basta a las dos. Mamá no te impacientes y sigue leyendo. Cogí ese autobús porque tu vida no era la mía. No sé si es mejor o peor, pero no era la mía. Tardé cuatro años en descubrirlo, hasta que un día me levanté en esta ciudad y no sentí más tu mirada en mi espalda. Ahora que yo soy yo y tú eres tú, puedo volver atrás y comprender los silencios. No pasa nada mami. No llores, tranquila... a pesar de todas las peleas, los rencores, mi ausencia... hoy he cumplido 30 años y lo único que la vida me ha enseñado es una certeza. Sí mamá una certeza. La certeza de que tú lo eres todo para mí.
PD: no sé quién llegará antes al pueblo, si esta carta o yo, porque desde que hay internet el correo postal está fatal y yo voy que vuelo de las ganas que tengo de abrazarte.


ALMA ANTIGUA

Su alma es antigua, pero Clara no lo sabe y habita su cuerpo sin saber que su alma la habita a ella. Su alma ha galopado sobre las montañas de Norteamérica. Ha bailado alrededor del fuego pidiéndole al cielo la lluvia. Ha sido la medicina de su tribu. Conoce el lenguaje de los árboles, de las rocas y el amor de la Tierra. Sabe que todo florece cuando le llega su momento y que la muerte es sólo un tránsito. Ha cruzado el portal infinidad de veces y ha sentido el impulso de volver tantas otras. Su alma guarda el mapa de su viaje. Tantas vidas... ha asistido a la caída de un mundo. Ha sucumbido al amor de un hombre por encima del amor a su pueblo. Ha comerciado chocolate y ha sido la esclava de una reina.  Ha batallado por la fe, por la libertad, por el honor, por la verdad, por el amor. Pero siempre conectada a la Tierra, a la esencia que le da sentido a todo. Sin embargo, el alma que habita ahora en Clara sabía que a mitad de su viaje las reglas cambiarían, el mundo cambiaría. Batallar fuera no mitigaría la soledad. Reclamar la justicia fuera no le serviría más a su corazón herido. Preguntarse el porqué del horror desde el miedo tampoco la llevaría a casa. Alcanzar el sentido desde su cabeza un laberinto. Clara ignora estas cuestiones pero vive en ellas sin saberlo. Clara hace tiempo que anda perdida entre la razón y lo correcto.

Pero cuando Clara camina descalza por el bosquecillo cercano a su casa experimenta una calma sin preguntas. Sin que Clara se de cuenta su alma recuerda el pacto. El pacto en el que los árboles, el viento y las rocas guardarían la memoria que el hombre olvidaría.  Por eso Clara camina cada mañana por el bosque, porque su alma necesita recordar. Recordar que es árbol, que es viento, que es roca y que es mujer también... que es todo y nada a la vez.  Clara ama ese bosquecillo donde no se pregunta nada, donde estando tan sola se siente tan acompañada. 


jueves, 7 de noviembre de 2013

CORRIENTE

Caminando dentro del agua mojada,
la humedad en los huesos
y cansancio en el alma.
Pensando  el curso del río
para sortear las piedras y
agarrar del tiempo el hilo.
Avanzando contra corriente
hasta agotar la voz
y sentir cerca la muerte.
Partirme en dos tras una rama,
respirar mi frustración
y soltar mi peso al agua.
Bajar  sin freno y y sin mástil,
atravesando piedras heridas
y sentir mi pecho grácil.
No   mirar  jamás atrás
porque lo que fue  se deshizo
y siempre hay río que bajar.

martes, 5 de noviembre de 2013

EN ESTE INSTANTE


Hoy soñaré mi sueño.

Soñaré mi sueño, no para que se cumpla, 
sino porque soñarlo ilumina este instante
y mi corazón salta salta salta...
Hoy bailaré mi canción y seré la Diosa.
Abrazaré mi cuerpo y me elevaré hasta el cielo.
Jugaré entre los árboles guiada por el viento.
Mandaré a la mierda los fantasmas
y me reiré de lo que me de la gana.
Desordenaré mi cuarto y no tenderé esa lavadora.
Comeré rico mientras veo tres películas. 
Leeré en mi sofá  y no iré a currelar!        
    JAAAAA!!!!!!!!!!!!                                    

lunes, 4 de noviembre de 2013

ANCLA DE OTOÑO

Hay una hoja  que vuela  entre dos puertas. Ella entiende que  ninguna puerta es mejor que la otra, porque eso no es lo que importa,  pero la brisa aún la lleva a volar  entre dos rumbos. A veces cesa en la búsqueda y la invade una paz inconmensurable. Experimenta profundamente una dicha de calma y descanso, pero a veces, vuelve a aparecer la brisa como un susurro y la lleva  a reiniciar el penduleo, hacia un lado y hacia otro. Va rebotando hasta que la brisa cesa y se  queda quietita en el suelo. Sin embargo últimamente a veces la brisa no la levanta. Llega susurrando y al ver que no  mueve a la hojita se cansa y se marcha. Otras veces aparece como una tormenta que mueve a la hojita arriba y abajo, pero no entre las puertas.
A la hojita le gusta este bailoteo, pero siempre acaba muy cansada. Sabe que puede elegir no moverse con la brisa y por eso hoy la espera impaciente. La hojita reposa en su tallito y se pregunta cuando llegará el viento. De pronto se oye a lo lejos el bufar de un vendaval. La hojita se incorpora alerta y cuando llega el vendaval lo mira de frente y aguanta la embestida. El vendaval marcha cansado y la hojita baila de alegría porque atravesó la tormenta y no ha penduleado entre las puertas. Baila y celebra su experimento cuando una brisa juguetona, haciéndole cosquillas le susurra de tal modo que sin darse cuenta se topa con una puerta. Se sorprende al ver cómo llegó a ir a parar y antes de que se de cuenta su nervadura busca la otra puerta y su envés se encara hacia ella. Durante un rato va y  viene entre las puertas hasta que agotada rinde su pecíolo y se posa de nuevo en el suelo. Tirada en el suelo se queda dormida y al despertar recuerda que traspasó un vendaval, pero no pudo con la brisa. Se levanta orgullosa y se prepara para  la siguiente brisa.

VOLVER A SOÑAR

He caminado por pueblos y ciudades buscándote, siempre buscándote    
Me he dejado la voz en baretos porque creí que quizás tú me oirías
He arrastrado mi soledad y mi petate por miles de albergues
Un día  creí oírte tras una esquina y al salir corriendo  choqué con la farola
Tendida en el suelo y con un chichón en la frente supe que estabas cerca
Pero pasaron semanas, meses y  no apareciste
Otro día de lluvia creí verte de nuevo, pero esta vez me contuve por miedo a los chichones
Tampoco eras tú...así que me cansé y decidí vivir sin buscar
Al cabo de seis meses, cantando en un bar de copas, oí tu risa
El resto del concierto canté para ti aunque no nos conocíamos
El resto de la historia la sabes, está vivida
Tus sonidos eran los míos y durante cuatro años cantamos a dúo.
Luego empezaste a cantar distinto, detrás de mí y no delante
Y yo cogí tortícolis para seguirte el ritmo
Un día te reíste de mi nuca torcida y por poco  te mato
Cuando empezaron los gritos vimos que algo estaba roto,
por eso cogí mi petate y seguí sola hasta el próximo pueblo
Durante dos años canté en todas partes preguntándome para que había soñado tanto
Mi cabeza intentaba encontrarle el sentido  a semejante desatino
pero era imposible resolver el rompecabezas de lo pasado
Así que un día abandoné el intento de entender algo
y seguí cantando al amor y al desamor con mi guitarra
Después de dos años, cantando en un escenario de verdad, volví a oír tu risa
Le di caña a mi guitarra y te regalé una canción
Te abracé fuerte a la salida del teatro y cuando te vi marchar supe que podía volver a soñar.






domingo, 3 de noviembre de 2013

Y FUEGO EN EL CENTRO




Túneles de tierra fagocitan trozos de mi alma que recuerdan momentos hermosos donde el fuego era el centro y alrededor se sentaba la inocencia. Cierro los ojos para poder sentir aquel aroma a candela, para sentir el calor en mi rostro y ver las llamas en los ojos de mis hermanos. Siete corazones palpitando a la vez en un trozo de tierra sin dueño. Sin esperar nada y cantándole a la plata del cielo. Amanecer en los rostros y sonrisas cansadas. Cuerpos desnudos que se unen para compartir el calor de sus pieles oscuras. 

MUJER EN LA TIERRA

Se mueve dentro de la tela que la atrapa enredando el tapiz de su vida.
Su rostro es redondo y sus ojos miran al cielo hambrientos.
Se intuye el sol entre las nubes de sus pupilas...
Una parte de sí sabe y la otra empuja hacia adelante.
En su pecho se hunde un puño antiguo y severo, 
abre fuerte los ojos para escapar a la ignorancia
y cubre sus sienes a golpes para despertar.
Un susurro de  promesa rasga   el aire
y ella entiende que la tela que era coraza ahora es lluvia.
Por eso traga esa promesa y la siente en su garganta,
la baja a su estómago y digiere la  rabia.
Una vez más el eco del secreto milenario
la agarra a la tierra y la arrastra a la vida.
Su cuerpo convulsiona y se esparce loco en la hierba...
El olor a tierra mojada anclándose en su corazón abierto.