miércoles, 8 de mayo de 2013

EL TRABAJO DE CORINA

Corina atraviesa corriendo la calle que lleva al portal de su abuela. Llama al porterillo y como siempre espera el pitido que abre la cancela. Sube cuatro escaleras y empuja la puerta entreabierta. El piso está semioscuro. El polvo flota en el salón dejando entrever la silueta de su abuela en el sillón. Corina se sienta en una silla después de entregarle a su abuela el periódico de hoy.
 -  ¿Por dónde íbamos? -  dice su abuela
 -  En la fiesta de la Loli, donde escuchaste por primera la canción de Matu.
 -  Ah sí, la Loli, madre mía que casa tenían sus padres.
 - Déjame verla.- La abuela coge su mano e instantáneamente Corina se encuentra en un salón  enorme a través de cuyos ventanales se ve un jardín con piscina. Hay gente por todas partes bebiendo, bañándose... Es un jardín con flores de todos los colores. Corina atraviesa un ventanal y se choca de    frente con Matu. En su siguiente respiración aparece en casa de su abuela 54 años después.
 -  ¡¡Pero estaba allí!! -  grita Corina.
 -  Sí, estaba allí, pero no fue donde nos conocimos.
 -  ¿Cómo es posible?
 -  Había mucha gente y yo sólo tenía 17 años, ¿de qué me hubiera servido?
 -  Pero escuchaste su canción...
 -  Sí, pero no sabía quién era él, sólo que había alguien más en el mundo que experimentaba lo  mismo que yo. Sólo eso aminoró mucho mi sensación de soledad. Es curioso, porque sólo él y yo llevábamos guantes en esa fiesta a pesar del calor que hacía ese verano. Pero no nos cruzamos.
  -  ¿Cómo no preguntaste quién era el cantante?
  -  No lo sé, realmente no lo sé. Ahora parece estúpido, pero no se me ocurrió buscar a esa persona. Tenía miedo de que todo fuese una interpretación mía. Si escuchas bien la letra es muy abierta.
  -  ¿Abierta? “Condenado a compartir lo que soy sólo tocándote...”
  -  Bueno niña, podía ser una metáfora y punto, hay gente que siente así sin tener una malformación genética.
  -  No es una malformación genética, abuela, es una mutación evolutiva.
  -  Madre mía...¿te callas maría repipi para que pueda seguir?
  -  Claro.
  -  Pasaron doce años.
  -  Un momento, ¿doce años? ¿te vas a saltar así sin más doce años?
  -  Qué pesada eres niña... a ver, estudié jardinería, viajé mucho y trabajando en Yakarta conocí a tu abuelo. Ya sabes que no estaba enamorada, pero era la única persona que podía tocar sin que la cosa se diese espontáneamente.
  -  ¿La transmisión?
  -  Sí, en aquel entonces yo la llamaba la cosa y nunca le hablaba a nadie de ello. Tu abuelo era mi jefe en una gran empresa de jardinería policromada. Aún así le gustaba hacer el trabajo con nosotros. Un día quemando rastrojos se me incendió el guante y tuve que sacármelo. Él insistió en mirarme la quemadura y antes de que pudiera excusarme me agarró. No pasó nada. A los tres meses éramos marido y mujer. ¿Contenta?
  -  Ummm, qué coñazo, habértelo saltado. !Sigue!
  -  ¡Qué paciencia hay que tener! En fin, volvimos a España. Yo trabajaba en el jardín de la Loli cuando Matu apareció. Me saludó, se sacó toda la ropa menos los guantes y se tiró a la piscina...
  -  ¡¡Déjame ver!!
  -  Qué pesada, ven aquí. - La abuela coge la mano de Corina y ésta aparece en el jardín de la Loli. Hace un calor tremendo y huele a geranios. Matu hace largos en la piscina. Corina corre a lanzarse de cabeza al agua y aterriza de culo en la silla de la casa de su abuela.
  -  ¿Dónde vas loca? No ves que no funciona así.
  -  Mierda, yo quería hablar con él...
  - No puedes porque yo no lo hice. Ese día tampoco nos conocimos.
  - ¿Pero tú eras lerda o qué? ¿No viste sus guantes...?
  - ¿Y qué? Que iba yo a relacionar lo de los guantes con una canción que oí doce años antes y que ni siquiera sabía que era suya.
  -  Ay abuela lo tuyo es muy fuerte.
  -  Bueno no todos hemos tenido la suerte de recibir formación evolutiva, yo fui autodidacta. ¿Sabes lo que fue para mi madre sentir que estaba en su propia placenta cada ve que me daba el pecho? Cállate y aprende insensata. A la semana siguiente de aquello me enteré que estaba embarazada. Tu abuelo era feliz y yo nadaba en la angustia. ¿Cómo iba a criar a mi hijo sin tocarlo? Sí,  ya sé marisabidilla que los hijos de parejas mixtas son siempre  inmunes, pero qué iba yo a saber entonces. Para colmo tu abuelo nunca me creyó con lo de la cosa. Pensaba que llevaba guantes porque era una neurótica, y que no tocaba a los demás por pura indiferencia. Tu abuelo pensaba que prefería las plantas a las personas. Y creo que yo prefería que pensara así, me hacía sentirme más normal...hippie, pero normal. En fin, me dolía la cabeza de tanto darle vueltas a todo cuando, un día, arreglando las buganvillas de la Loli escuché de nuevo la canción. Seguí el sonido y me encontré con la misma Loli en un hamaca canturreándola. ¿Qué cantas Loli, qué cantas? le grité desesperada y ella me dijo “Tacto” de Matu. Me explicó que era amigo suyo y que había estado varias veces en su casa. Y ahí caí en la cuenta de que él de la canción era el friki que se bañaba con guantes. Y claro, no era friki, sólo le pasaba la cosa. Ay Dios mío tenía que hablar con él, tenía que verlo. Le pedí la dirección a Loli y en veinte minutos me planté en su casa. Matu abrió la puerta y...
  -  ¡No me cuentes!! Déjame verlo porfi!- La abuela le da la mano y Corina se encuentra en la entrada de una casa de estilo colonial llena de antigüedades. En frente de ella está Matu sonriéndole. Está jovencísimo, mucho más que en las fotos del museo de genética evolutiva. Corina/abuela se quita el guante y lentamente pone su mano en la mejilla de Matu. Los ojos de éste se entrecierran hasta que al sentir el contacto se abren desorbitadamente. Instantáneamente Matu se encuentra en un cuarto de baño naranja cambiándose el tampón. Corina/abuela aparta su mano y se disculpa.
  -  Lo siento no puedo elegir los momentos que comparto, es horrible.
  -  Díos mío eres de las transmisoras más completas que conozco.
  -  ¿Cómo, hay más?
  -  Sí... pero no todos transmiten todos los sentidos; es increíble, es de lo viajes más reales que he tenido...el tacto era total, la vista, el olor...
  -  Vale, vale lo pillo...Estoy embarazada, ¿qué hago?
  -  ¿ Tu pareja es transmisor?
  -  Qué va, ni si quiera se cree lo mío...
  -  ¿Cómo es posible que tengas una relación con alguien no transmisor?
  -  Pues ya ves, es la única persona a la que toco y no pasa nada.
  -  Tienes que traerlo, hay que hacerle pruebas.
  -  ¿Perdón? ¿Y qué le digo? Usted no lo conoce, ¡el hombre es hipocondríaco!
  -  Si al tocarlo no experimenta la transmisión significa que es portador del mismo gen alelo, pero recesivo. Eso significa que es portador de la mutación , pero enmascarada. Sois lo que llamamos una pareja mixta. Al cruzarse con tu gen dominante la mutación puede no manifestarse en la primera generación y aparecer en … tus nietos. Por otro lado tus hijos serán portadores como el padre, pero pasivos. La transmisión no se dará.
   -  Ay Díos mío que peso me acabas de sacar de encima, ¿ tú cómo sabes tanto?
  -  Es una historia muy larga, ¿por qué no pasas? - De pronto Corina vuelve a la casa de su abuela.
  - ¡Hasta aquí abuela! la historia de Matu la ha sentido todo el mundo, está en el Transmission Wikipedia . Ha sido genial, me van a poner un diez.
  -  Matu me enseñó a controlar la transmisión, pero tardé como diez años más porque yo era muy bruta, por eso es importante para mí que los que son como nosotros…
  -  Ya me lo cuentas otro día abuela, ¡¡ tengo que ir a clase!!- Corina besa a su abuela y sale corriendo. Llega a clase casi sin respiración. Hoy es su día. Le toca exponer su trabajo documento sobre genética evolutiva. El profe entra y anuncia su turno. Corina se levanta nerviosa y se sitúa en el centro del aula. Se saca la chaqueta y se queda con un top deportivo y unos pantalones cortos. De ese modo queda expuesto mayor porcentaje de piel para que todos sus compañeros reciban la transmisión. Estos se acercan y a la señal de Corina hacen contacto. Instantáneamente cada uno de ellos se encuentra cruzando la calle que lleva al portal de la abuela de Corina. Llaman al porterillo, suben las escaleras, atraviesan las semioscuridad del piso y se sientan en la silla al lado de la señora Regina Cardón, fundadora de la escuela evolutiva.

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