Los elmers eran los frutos que maduraban en los árboles de Dreys, pero casi nunca caían al suelo. Esto no se supo hasta que el mismo Elmer Branovih lo descubrió y le puso a la fruta autóctona de Dreys su propio nombre. Hasta que Elmer Branovich no descubrió que los árboles eran inteligentes, los colonos arrancaban sin más las frutas de los árboles. Los elmers eran dulces, pero también seres conscientes Los primeros pobladores del planeta los habían consumido sin percatarse de que el jugo que supuraban justo antes de llevárselos a la boca eran lágrimas.
El mismo Elmer los había comido indiscriminadamente cuando llegó a Dreys con la segunda colonia terrestre. El planeta era joven y no había dado señal de vida inteligente, por eso ofrecía tantas posibilidades a los humanos. En el año 3054 el humano comenzó a comunicarse con vida inteligente extraterrestre. La sorpresa ante la variedad de sus vecinos pasó pronto, al darse cuenta de que casi todas las razas se le habían adelantado en el viaje espacial y la mayoría de planetas de la galaxia estaban habitados. La vida en la Tierra se había vuelto insoportable debido al auge demográfico. Por ello cuando los Orturus, raza extraterrestre bastante amigada a la humana, compartió con ellos el vuelo interestelar, los humanos se lanzaron a colonizar el espacio. Se dieron cuenta enseguida de que en la mayoría de mundos tenían que compartir habitat con una o más de una forma de vida inteligente. La ONU galáctica regulaba estrictamente las normas de convivencia y el humano tenía que aceptar innumerables normas que le eran ajenas e incómodas. Por ejemplo, en Sirio, convivían humanos con lupanos. Los lupanos llevaban siglos en la estrella antes de la llegada del humano y eran fotosensibles. Vivían bajo tierra, lo que para los terrícolas no dejaba de ser deprimente. La ONU era tolerante y dejaba al humano que quisiera construir casas exteriores, ,eso sí, a un precio elevadísimo y después de ahogarlo en un laberinto burocrático. Al final sólo los humanos más ricos y persistentes tenían casas en la superficie de Sirio, el resto vivía bajo tierra alumbrados con tristes bombillas fotónicas.
Dreys había sido descubierto por Cósimo Mergal-Dreys, un terrestre que llevaba su nave Coca de un extremo a otro de la galaxia comercializando con materias de primera necesidad. Cuando la ONU inspeccionó Dreys, concluyó que era un planeta sin ninguna vida inteligente y debido a la falta de minerales de su tierra muy duro para vivir. Con una tierra tan pobre, el cultivo de cereales trangénicos, base de la alimentación en toda la galaxia, supondría un trabajo extenuante. Hornadas de humanos que no temían el trabajo duro, pero sí la incomodidad de convivir con otras especies plantaron en Dreys la primera colonia. Tras la primera década, la colonia decidió ser lo más independiente posible de los otros mundos, por ello, aparte de los frutos de lo árboles autóctonos que ofrecían gran cantidad de nutrientes, la colonia decidió subsistir solo de los cultivos de cereales transgénicos plantados con el sudor de su frente.
El mismo Elmer los había comido indiscriminadamente cuando llegó a Dreys con la segunda colonia terrestre. El planeta era joven y no había dado señal de vida inteligente, por eso ofrecía tantas posibilidades a los humanos. En el año 3054 el humano comenzó a comunicarse con vida inteligente extraterrestre. La sorpresa ante la variedad de sus vecinos pasó pronto, al darse cuenta de que casi todas las razas se le habían adelantado en el viaje espacial y la mayoría de planetas de la galaxia estaban habitados. La vida en la Tierra se había vuelto insoportable debido al auge demográfico. Por ello cuando los Orturus, raza extraterrestre bastante amigada a la humana, compartió con ellos el vuelo interestelar, los humanos se lanzaron a colonizar el espacio. Se dieron cuenta enseguida de que en la mayoría de mundos tenían que compartir habitat con una o más de una forma de vida inteligente. La ONU galáctica regulaba estrictamente las normas de convivencia y el humano tenía que aceptar innumerables normas que le eran ajenas e incómodas. Por ejemplo, en Sirio, convivían humanos con lupanos. Los lupanos llevaban siglos en la estrella antes de la llegada del humano y eran fotosensibles. Vivían bajo tierra, lo que para los terrícolas no dejaba de ser deprimente. La ONU era tolerante y dejaba al humano que quisiera construir casas exteriores, ,eso sí, a un precio elevadísimo y después de ahogarlo en un laberinto burocrático. Al final sólo los humanos más ricos y persistentes tenían casas en la superficie de Sirio, el resto vivía bajo tierra alumbrados con tristes bombillas fotónicas.
Dreys había sido descubierto por Cósimo Mergal-Dreys, un terrestre que llevaba su nave Coca de un extremo a otro de la galaxia comercializando con materias de primera necesidad. Cuando la ONU inspeccionó Dreys, concluyó que era un planeta sin ninguna vida inteligente y debido a la falta de minerales de su tierra muy duro para vivir. Con una tierra tan pobre, el cultivo de cereales trangénicos, base de la alimentación en toda la galaxia, supondría un trabajo extenuante. Hornadas de humanos que no temían el trabajo duro, pero sí la incomodidad de convivir con otras especies plantaron en Dreys la primera colonia. Tras la primera década, la colonia decidió ser lo más independiente posible de los otros mundos, por ello, aparte de los frutos de lo árboles autóctonos que ofrecían gran cantidad de nutrientes, la colonia decidió subsistir solo de los cultivos de cereales transgénicos plantados con el sudor de su frente.
"El gabinete del gobierno de la colonia se resiste a pedir ayuda a la ONU con el problema de la carne. Está dispuesta a convertirse al veganismo con tal de romper el lazo de dependencia que la une a la burocracia galáctica. Los humanos en Dreys se encuentran en perfecto estado de salud gracias a las frutas autóctonas y a los cereales transgénicos. No hay ningún altercado notorio, salvo la coincidencia de tres niños ingresados esta semana que dicen haber comido frutas autóctonas y sentido una gran pena posterior. Ahora se niegan a comer las frutas aduciendo que están vivas y sufren. Los tres casos han sido derivados al psicólogo infantil de la colonia."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 7 de Julio del año 3124
Durante décadas muchos niños de Dreys habían seguido terapia por el mismo motivo. Que nadie sospechase de tan tremenda casualidad era propio de un planeta donde el esfuerzo por la supervivencia diaria no dejaba sitio a la imaginación. Hasta que fue el niño Cleo Branovih el que se negó a comer un fruto más. El hijo de Elmer le explicó a su padre que la fruta lloraba antes de ser comida. Elmer Branovih, biólogo de la colonia, sabía que su hijo había heredado su mente, así que se negó a llevarlo al psicólogo y se puso a investigar. Los primeros años fueron difíciles, pero los casos de niños que decían sentir pena por la fruta aumentaron y con ello su empeño.
Elmer llevaba tiempo observando las construcciones en Dreys. A pesar de ser un planeta plagado de árboles, las casas eran de piedra. Leyendo en los diarios de los primeros colonos encontró algo que le llamó la atención
" ... varios casos de casas de madera atravesadas por árboles. Al parecer las únicas construcciones que no enfrentan este problema es la casa de gobierno y la prisión hechas de piedra. Varias personas en el comité proponen construir en piedra para evitar..."
Extraído de Diario de Gobierno de Dreys a 14 de Septiembre del año 3144
Tras leer aquello la mente de Elmer recordó como los habitantes de Dreys jamás encontraban fruta en el suelo, como si ésta jamás cayese de los árboles. Sin embargo como biólogo Elmer sabía que cunado el fruto maduraba caía al suelo para que la semilla de su interior germinase convirtiéndose en otro árbol. Sin embargo las frutas de estos árboles tardaban en madurar 11 meses y luego iban haciéndose cada vez más pequeños hasta desaperecer tragados por el propio árbol. Elmer estuvo observando el mismo árbol durante más de dos años y en ningún momento dejó caer una fruta. Seguido por una repentina intución, taló un árbol y con su madera construyó una casetilla al lado de otro árbol. A los dos días, con un sonoro golpe, un fruto atravesó el techo de la casetilla, y a los cuatro meses un árbol la atravesaba. Elmer llegó a la conclusión de que los árboles protegían conscientemente el equilibrio del ecosistema, por eso cada vez que un árbol moría, un fruto caía para dar lugar a otro, pero era una elección consciente. Las investigaciones siguieron durante años y Elmer pudo demostrar frente a la OMS galáctica que los árboles eran inteligentes y la prohibición para comer elmers se impuso en Dreys.
"...lluvia de jugos por todo Dreys. El fenómeno se da desde que se implantó la prohibición de comer elmers. A la espera de ayuda externa para enfrentar las inundaciones...."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 28 de noviembre del año 3168
Metido en la mitad de una riada Elmer no podía entender el llanto de los frutos. ¿No estaban felices ahora que nadie los comía? ¿Ahora que podían vivir igual que antes de que llegara el humano a Dreys? Se bajó de su barca de plástico y puso los pies en Reos, la parte del planeta menos afectada por las inundaciones. Llevaba meses viajando para comprobar por sus propios ojos ciertas habladurías que contaban que los árboles de Reos no lloraban. Elmer se adentró en un bosque y llegó hasta un poblado. Niños jugaban en las calles ajenos a la desgracia que asolaba al resto de sus vecinos de Dreys. Elmer no entendía sus calles secas. ¿Acaso sería verdad que aquí los árboles no lloraban? Elmer se acercó a un grupo de mujeres que charlaban en la puerta de una casa. Su ira se encendió al ver que las mujeres, mientras charlaban despreocupadas, comían elmers.
- ¡Pero qué hacen mujeres, son seres inteligentes, escupan...!
Una de ellas, la más vieja, se giró a mirarlo y le dijo:
-Ay mijito, por eso mismo, no los vamos a privar de un viajecito por el cuerpo humano. Coja una, dele las gracias nomás y disfrute que está bien rica esta frutita.
Elmer se quedó pasmado y tardó en reaccionar, pero al cabo de unos minutos entendió lo que pasaba. Dio las gracias a las mujeres y rápidamente se puso en marcha de vuelta a casa con la solución en la mente.
"Se levanta la prohibición de comer elmers y se establece el protocolo de convivencia con ellos. Los humanos proporcionarán a los elmers el honor de ser ingeridos para su viaje de transformación, después de reconocerlos como iguales y agradecerles el intercambio. De ese modo se conseguirán dos objetivos: 1. Parar las inundaciones en Dreys. 2. El fruto al ser reconocido no llora antes de ser ingerido y comienza el viaje de transformación en paz. De ese modo el jugo, altamente nutritivo, no se pierde y el humano consigue todo lo que necesita para alimentarse."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 13 de Abril del año 3170
Implantada la nueva ley los humanos de Dreys se dieron cuenta del poder nutritivo del jugo del elmer. Los primeros años el fruto se convirtió en el único alimento entre las familias más pobres que dejaron de comer cereales transgénicos sin que esto afectara a su salud y crecimiento. Tras la primera década tan sólo la clase política se alimentaba de cereales y llegado el año 3193 se clausuró la importación de semillas de cereales de otros mundos.
Hoy los nietos de Elmer Branovich siguen investigando la simbiosis entre elmers y humanos y transmitiendo a otros mundos todos los efectos de esta relación. A día de hoy en el planeta nadie trabaja para conseguir alimento. Dreys se ha convertido en el primer planeta libre de la galaxia.
" Mientras sigue pendiente el debate para la exportación legal de elmers el gobierno de Dreys pide ayuda para afrontar el problema del contrabando de la fruta a otros mundos..."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 7 de Enero del año 4003
Elmer llevaba tiempo observando las construcciones en Dreys. A pesar de ser un planeta plagado de árboles, las casas eran de piedra. Leyendo en los diarios de los primeros colonos encontró algo que le llamó la atención
" ... varios casos de casas de madera atravesadas por árboles. Al parecer las únicas construcciones que no enfrentan este problema es la casa de gobierno y la prisión hechas de piedra. Varias personas en el comité proponen construir en piedra para evitar..."
Extraído de Diario de Gobierno de Dreys a 14 de Septiembre del año 3144
Tras leer aquello la mente de Elmer recordó como los habitantes de Dreys jamás encontraban fruta en el suelo, como si ésta jamás cayese de los árboles. Sin embargo como biólogo Elmer sabía que cunado el fruto maduraba caía al suelo para que la semilla de su interior germinase convirtiéndose en otro árbol. Sin embargo las frutas de estos árboles tardaban en madurar 11 meses y luego iban haciéndose cada vez más pequeños hasta desaperecer tragados por el propio árbol. Elmer estuvo observando el mismo árbol durante más de dos años y en ningún momento dejó caer una fruta. Seguido por una repentina intución, taló un árbol y con su madera construyó una casetilla al lado de otro árbol. A los dos días, con un sonoro golpe, un fruto atravesó el techo de la casetilla, y a los cuatro meses un árbol la atravesaba. Elmer llegó a la conclusión de que los árboles protegían conscientemente el equilibrio del ecosistema, por eso cada vez que un árbol moría, un fruto caía para dar lugar a otro, pero era una elección consciente. Las investigaciones siguieron durante años y Elmer pudo demostrar frente a la OMS galáctica que los árboles eran inteligentes y la prohibición para comer elmers se impuso en Dreys.
"...lluvia de jugos por todo Dreys. El fenómeno se da desde que se implantó la prohibición de comer elmers. A la espera de ayuda externa para enfrentar las inundaciones...."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 28 de noviembre del año 3168
Metido en la mitad de una riada Elmer no podía entender el llanto de los frutos. ¿No estaban felices ahora que nadie los comía? ¿Ahora que podían vivir igual que antes de que llegara el humano a Dreys? Se bajó de su barca de plástico y puso los pies en Reos, la parte del planeta menos afectada por las inundaciones. Llevaba meses viajando para comprobar por sus propios ojos ciertas habladurías que contaban que los árboles de Reos no lloraban. Elmer se adentró en un bosque y llegó hasta un poblado. Niños jugaban en las calles ajenos a la desgracia que asolaba al resto de sus vecinos de Dreys. Elmer no entendía sus calles secas. ¿Acaso sería verdad que aquí los árboles no lloraban? Elmer se acercó a un grupo de mujeres que charlaban en la puerta de una casa. Su ira se encendió al ver que las mujeres, mientras charlaban despreocupadas, comían elmers.
- ¡Pero qué hacen mujeres, son seres inteligentes, escupan...!
Una de ellas, la más vieja, se giró a mirarlo y le dijo:
-Ay mijito, por eso mismo, no los vamos a privar de un viajecito por el cuerpo humano. Coja una, dele las gracias nomás y disfrute que está bien rica esta frutita.
Elmer se quedó pasmado y tardó en reaccionar, pero al cabo de unos minutos entendió lo que pasaba. Dio las gracias a las mujeres y rápidamente se puso en marcha de vuelta a casa con la solución en la mente.
"Se levanta la prohibición de comer elmers y se establece el protocolo de convivencia con ellos. Los humanos proporcionarán a los elmers el honor de ser ingeridos para su viaje de transformación, después de reconocerlos como iguales y agradecerles el intercambio. De ese modo se conseguirán dos objetivos: 1. Parar las inundaciones en Dreys. 2. El fruto al ser reconocido no llora antes de ser ingerido y comienza el viaje de transformación en paz. De ese modo el jugo, altamente nutritivo, no se pierde y el humano consigue todo lo que necesita para alimentarse."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 13 de Abril del año 3170
Implantada la nueva ley los humanos de Dreys se dieron cuenta del poder nutritivo del jugo del elmer. Los primeros años el fruto se convirtió en el único alimento entre las familias más pobres que dejaron de comer cereales transgénicos sin que esto afectara a su salud y crecimiento. Tras la primera década tan sólo la clase política se alimentaba de cereales y llegado el año 3193 se clausuró la importación de semillas de cereales de otros mundos.
Hoy los nietos de Elmer Branovich siguen investigando la simbiosis entre elmers y humanos y transmitiendo a otros mundos todos los efectos de esta relación. A día de hoy en el planeta nadie trabaja para conseguir alimento. Dreys se ha convertido en el primer planeta libre de la galaxia.
" Mientras sigue pendiente el debate para la exportación legal de elmers el gobierno de Dreys pide ayuda para afrontar el problema del contrabando de la fruta a otros mundos..."
Extraído del Diario de Gobierno de Dreys a 7 de Enero del año 4003
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