Buceo en mi pecho y siento todo y nada.
La tristeza de haberme creído sola me ancla al corazón.
Aquí me quedo, observando, sintiendo, perdonándolo todo.
Pequeña niña de cristal, ¿quienes somos tú y yo?
No recordaba tu carita entre las flores, ni tus manitas perfectas, pero ahora te veo.
Podemos cruzar el mundo tú y y yo juntas.
Podemos amar el mundo tú y yo juntas y salir a jugar con el puzzle de tantas historias.
¿Me llevarás un día a la cabaña donde ella te espera siempre con un abrazo y con olor a puchero?
Yo prometo llevarte a la casita del bosque donde viviremos y nuestro nietos irán a visitarnos.
Siento mi corazón que es el tuyo, tu fe, tu inocencia.
No tengas miedo niña de algodón, estamos a salvo.
La Tierra es nuestro hogar y nos cuidan las estrellas.
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