martes, 30 de julio de 2013

SALOMÉ SANGRIENTO

La obra era densa y los actores acusaban el cansancio.
Siete semanas ensayando duro en aquella iglesia abandonada no habían sido suficientes para un estreno tranquilo. La presencia del productor rondando cada pase con sus ojos de búho, no había ayudado a aumentar la confianza del director. Éste aún pasaba notas a los actores mientras que el público llenaba los bancos de la nave central. Los actores en sus camerinos daban los últimos toques a su maquillaje y calentaban sus desafinadas voces , cuando el telón se abrió y el humo lo llenó todo. Una luz azul proveniente de la cabecera del fondo iluminó el crucero para dejar ver el rostro en lágrimas de Salomé y una pluma estilográfica clavada en su estómago. La sangre se derramó por el escenario y corrió como un río hasta los pies del público. Cuando el primer  espectador empezó a extrañar, el director apareció en escena gritando desesperado, ¡¡¡un médico, un médico por Dios!!! La inquietud del público fue creciendo a medida que el ritmo dramático se estiraba como si la vida real hubiera fagocitado a la teatral . De pronto se oyó una ambulancia a lo lejos y ya nadie pudo creer que aquello era Oscar Wilde.

Cuatro años después de aquel estreno fatídico el detective Marcos Andurrial aún no había resuelto el caso. La actriz que interpretaba a Salomé se llamaba Nina Pérez y era la conocida actriz del culebrón televisivo Castas . Aquella obra podría haber supuesto su salto al teatro en vez de su salto a la tumba. De entre el elenco de actores todos habían resultado sospechosos, incluidos el director y el productor. Los interrogatorios se sucedieron durante nueve días consecutivos y la conclusión de Marcos fue que cualquiera de aquellos trepas tenía motivos para matar a Nina. La pluma utilizada para el crimen era del productor, pero tenía las huellas de todos,  ya que aquel mismo día se habían firmado los contratos. Marcos descubrió que el director odiaba a Nina porque nunca se supo el texto y exigió un prompter hasta el mismo día del estreno. Podía haberla matado en un arranque de histeria y lanzado al escenario en el último momento. El productor se había endeudado debido al excesivo caché de Nina; quizás al ver en el estreno que aún quedaban bancos libres entre el público, vaticinó el fracaso de Salomé y su consecuente ruina. Al matarla cerraba la empresa antes de que diera pérdidas. El actor que hacía de Juan tenía quince años menos que Nina y un romance con ella. Otros compañeros los habían oído discutir innumerables veces entre bambalinas porque Nina no lo tomaba en serio como actor. El chico se había formado en el método y era un fiel seguidor de Stanislavski. Durante los ensayos se había empeñado en convertir a Nina en una actriz orgánica, pero Nina se burlaba del método y se agarraba a los cuatro trucos que la habían hecho famosa. Una semana antes del estreno el chico había decidido acabar con una relación que lo opacaba. Desde ese día Nina no había parado de hacerle la vida imposible. Marcos pensó que con veinticinco años y el ego de un Marlon Brando en potencia, no podía descartar cierta tendencia al crimen. La actriz que interpretaba a Herodías no parecía tener nada en contra de Nina, hasta que Marcos descubrió que ocho años antes Nina le había ganado el papel en Castas, el culebrón que la catapultó a la fama nacional. El actor que interpretaba a Herodes testificó, con una frialdad digna de un psicópata, que Nina se merecía aquel final, que nunca le dio bien sus pies y que él mismo le hubiera clavado la pluma de no estar esperando en el sagrario de la iglesia el pie de texto que nunca llegó. Luego Marcos, preguntando aquí y allá, descubrió que éste había intentado innumerables veces salir con Nina, siendo rechazado y burlado por la misma delante de todos. Así que el detective Marcos cerró la investigación tras meses de dar vueltas y más vueltas sin sentido en mitad de un laberinto de egos.

Aquella mañana el detective Marcos esperaba los papeles del divorcio que su mujer le había enviado por correo certificado. Apenas había dormido pensando en los malditos papeles. La realidad que se negaba así mismo era que mientras no hubiera nada firmado aún quedaba un mínima esperanza de volver con su mujer. Pero en el momento que firmase no habría posible reconciliación. Mientras esperaba ansioso que el estridente timbre de su puerta sonase, movía entre sus dedos la pluma con cuya firma acabaría su matrimonio. Recordó el día de su boda y mecánicamente escribió la fecha en un papel. De pronto pensó en Nina Pérez y supo cómo había sido asesinada. Marcos recordó el papel con una fecha que habían encontrado en la mesa de su camerino. No le habían dado importancia  porque la fecha , el 24 de Julio de 1987, no les llevaba a ningún sitio, pero ahora entró en internet y puso Castas en el buscador. Allí estaba tal y como acababa de intuir. El 24 de Julio de 1987 se estrena Castas en tv1. Marcos vio claramente a Nina en su camerino preparándose para salir a actuar. Un actriz de televisión sin ninguna experiencia teatral, si un promter al que agarrarse,  con un texto denso y complejo y con la enemistad de toda la compañía. Marcos la vio sentada en su camerino y mirándose en el espejo, sabiendo que en cinco minutos tendría que salir delante de su público. La vio cogiendo la pluma con la que acababa de firmar el segundo contrato de su carrera y escribiendo esa fecha en un papel, mientras por su cabeza cruzaba el pasado que la había llevado a aquel callejón sin salida. Es posible que Nina entendiera en ese momento que al firmar su primer y único contrató televisivo se cerró a sí misma la posibilidad de convertirse en una actriz capaz de interpretar a Salomé. Y aunque tal pensamiento la llenó de desesperación, Nina Pérez no era de las que vuelca su rabia contra sí misma. Por ello salió de su camerino empuñando la pluma y entró como una exhalación en el camerino de Herodías. Ésta se asustó ante semejante aparición, pero más lo haría cuando Nina le gritó: ¡si hubieras hecho ese casting mejor que yo tu carrera sería la arruinada! Herodías se sintió tan fuera de sí al contemplar a Nina amenazándola con la pluma  que sus gritos alertaron a Juan y a Herodes en el camerino de al lado. Herodes fue el primero en entrar y debió de relamerse al ver en semejante estado a la que odiaba con ahínco, por lo que se apartó a un rincón a observar lo que pasaba. Juan en cambio se acercó rápidamente a Nina e intentó arrebatarle la pluma. En mitad del forcejeo los gritos de Nina llamaron la atención del director y el productor que entraron justo en el momento en  que Juan , por accidente, clavaba la pluma en el estómago de Nina. El pánico debió de propagarse rápido entre los presentes y es posible que Herodes dijese: !sacad a esa mujer de aquí! La misma Nina, que no había obedecido una sola orden en todos los ensayos para desesperación de todos, decidió obedecer ésta, quizás por ser la última de su vida. Sujetando la pluma clavada en su vientre se fue tambaleando por los pasillos hasta que cegada por una luz azul, y confundiéndola con  la luz del famoso túnel de la muerte, apareció en el escenario para interpretar el único momento orgánico de su carrera.

El timbre de la puerta sacó al detective Marcos de sus elucubraciones. Se levantó, abrió, y aceptó el sobre que le entregaban. Tras despedirse cerró la puerta y abriendo el sobre, comenzó a leer las claúsulas que matarían sus esperanzas. Se vio a sí mismo tirando aquellos papeles, yendo a casa de su mujer y amenzándola con la pluma para que volviese con él. Luego imaginó un forcejeo y como resultado la pluma clavada en su estómago. Al llegar a este punto Marcos volvió de tal ensoñación y entendiendo que le faltaba pasión y teatralidad para tal desenlace, resignado firmó su divorcio y decidió jubilarse.


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