La obra era
densa y los actores acusaban el cansancio.
Siete semanas ensayando
duro en aquella iglesia abandonada no habían sido suficientes para
un estreno tranquilo. La presencia del productor rondando cada pase
con sus ojos de búho, no había ayudado a aumentar la confianza del
director. Éste aún pasaba notas a los actores mientras que el
público llenaba los bancos de la nave central. Los actores en sus
camerinos daban los últimos toques a su maquillaje y calentaban
sus desafinadas voces , cuando el telón se abrió y el humo lo llenó
todo. Una luz azul proveniente de la cabecera del fondo iluminó el
crucero para dejar ver el rostro en lágrimas de Salomé y una pluma
estilográfica clavada en su estómago. La sangre se derramó por
el escenario y corrió como un río hasta los pies del público.
Cuando el primer espectador empezó a extrañar, el director
apareció en escena gritando desesperado, ¡¡¡un médico, un
médico por Dios!!! La inquietud del público fue creciendo a medida
que el ritmo dramático se estiraba como si la vida real hubiera
fagocitado a la teatral . De pronto se oyó una ambulancia a lo
lejos y ya nadie pudo creer que aquello era Oscar Wilde.
Cuatro años
después de aquel estreno fatídico el detective Marcos Andurrial aún
no había resuelto el caso. La actriz que interpretaba a Salomé se
llamaba Nina Pérez y era la conocida actriz del culebrón
televisivo Castas
. Aquella obra podría haber supuesto su
salto al teatro en vez de su salto a la tumba. De entre el elenco
de actores todos habían resultado sospechosos, incluidos el director
y el productor. Los interrogatorios se sucedieron durante nueve días
consecutivos y la conclusión de Marcos fue que cualquiera de
aquellos trepas tenía motivos para matar a Nina. La pluma
utilizada para el crimen era del productor, pero tenía las huellas
de todos, ya que aquel mismo día se habían firmado los contratos.
Marcos descubrió que el director odiaba a Nina porque nunca se supo
el texto y exigió un prompter hasta el mismo día del estreno. Podía
haberla matado en un arranque de histeria y lanzado al escenario en
el último momento. El productor se había endeudado debido al
excesivo caché de Nina; quizás al ver en el estreno que aún
quedaban bancos libres entre el público, vaticinó el fracaso de
Salomé y su consecuente ruina. Al matarla cerraba la empresa antes
de que diera pérdidas. El actor que hacía de Juan tenía quince
años menos que Nina y un romance con ella. Otros compañeros los
habían oído discutir innumerables veces entre bambalinas porque
Nina no lo tomaba en serio como actor. El chico se había formado en
el método y era un fiel seguidor de Stanislavski. Durante los
ensayos se había empeñado en convertir a Nina en una actriz
orgánica, pero Nina se burlaba del método y se agarraba a los
cuatro trucos que la habían hecho famosa. Una semana antes del
estreno el chico había decidido acabar con una relación que lo
opacaba. Desde ese día Nina no había parado de hacerle la vida
imposible. Marcos pensó que con veinticinco años y el ego de un
Marlon Brando en potencia, no podía descartar cierta tendencia al
crimen. La actriz que interpretaba a Herodías no parecía tener nada
en contra de Nina, hasta que Marcos descubrió que ocho años antes
Nina le había ganado el papel en Castas, el culebrón que la
catapultó a la fama nacional. El actor que interpretaba a Herodes
testificó, con una frialdad digna de un psicópata, que Nina se
merecía aquel final, que nunca le dio bien sus pies y que él mismo
le hubiera clavado la pluma de no estar esperando en el sagrario de
la iglesia el pie de texto que nunca llegó. Luego Marcos,
preguntando aquí y allá, descubrió que éste había intentado
innumerables veces salir con Nina, siendo rechazado y burlado por la
misma delante de todos. Así que el detective Marcos cerró la
investigación tras meses de dar vueltas y más vueltas sin sentido
en mitad de un laberinto de egos.
Aquella
mañana el detective Marcos esperaba los papeles del divorcio que su
mujer le había enviado por correo certificado. Apenas había dormido
pensando en los malditos papeles. La realidad que se negaba así
mismo era que mientras no hubiera nada firmado aún quedaba un mínima
esperanza de volver con su mujer. Pero en el momento que firmase no
habría posible reconciliación. Mientras esperaba ansioso que el
estridente timbre de su puerta sonase, movía entre sus dedos la
pluma con cuya firma acabaría su matrimonio. Recordó el día de su
boda y mecánicamente escribió la fecha en un papel. De pronto
pensó en Nina Pérez y supo cómo había sido asesinada. Marcos
recordó el papel con una fecha que habían encontrado en la mesa de
su camerino. No le habían dado importancia porque la fecha , el 24 de
Julio de 1987, no les llevaba a ningún sitio, pero ahora entró en
internet y puso Castas en el buscador. Allí estaba tal y como
acababa de intuir. El 24 de Julio de 1987 se estrena Castas en tv1.
Marcos vio claramente a Nina en su camerino preparándose para salir
a actuar. Un actriz de televisión sin ninguna experiencia teatral,
si un promter al que agarrarse, con un texto denso y complejo y con la
enemistad de toda la compañía. Marcos la vio sentada en su
camerino y mirándose en el espejo, sabiendo que en cinco minutos
tendría que salir delante de su público. La vio cogiendo la pluma
con la que acababa de firmar el segundo contrato de su carrera y
escribiendo esa fecha en un papel, mientras por su cabeza cruzaba el
pasado que la había llevado a aquel callejón sin salida. Es
posible que Nina entendiera en ese momento que al firmar su primer y
único contrató televisivo se cerró a sí misma la posibilidad de
convertirse en una actriz capaz de interpretar a Salomé. Y aunque
tal pensamiento la llenó de desesperación, Nina Pérez no era de
las que vuelca su rabia contra sí misma. Por ello salió de su
camerino empuñando la pluma y entró como una exhalación en el
camerino de Herodías. Ésta se asustó ante semejante aparición,
pero más lo haría cuando Nina le gritó: ¡si hubieras hecho ese
casting mejor que yo tu carrera sería la arruinada! Herodías se
sintió tan fuera de sí al contemplar a Nina amenazándola con la pluma que sus gritos alertaron a Juan y a Herodes en el
camerino de al lado. Herodes fue el primero en entrar y debió de
relamerse al ver en semejante estado a la que odiaba con ahínco,
por lo que se apartó a un rincón a observar lo que pasaba. Juan en
cambio se acercó rápidamente a Nina e intentó arrebatarle la
pluma. En mitad del forcejeo los gritos de Nina llamaron la atención
del director y el productor que entraron justo en el momento en que
Juan , por accidente, clavaba la pluma en el estómago de Nina. El
pánico debió de propagarse rápido entre los presentes y es posible
que Herodes dijese: !sacad a esa mujer de aquí! La misma Nina, que
no había obedecido una sola orden en todos los ensayos para
desesperación de todos, decidió obedecer ésta, quizás por ser la
última de su vida. Sujetando la pluma clavada en su vientre se fue
tambaleando por los pasillos hasta que cegada por una luz azul, y
confundiéndola con la luz del famoso túnel de la muerte,
apareció en el escenario para interpretar el único momento orgánico
de su carrera.
El timbre de
la puerta sacó al detective Marcos de sus elucubraciones. Se levantó,
abrió, y aceptó el sobre que le entregaban. Tras despedirse cerró
la puerta y abriendo el sobre, comenzó a leer las claúsulas que
matarían sus esperanzas. Se vio a sí mismo tirando aquellos
papeles, yendo a casa de su mujer y amenzándola con la pluma para
que volviese con él. Luego imaginó un forcejeo y como resultado la
pluma clavada en su estómago. Al llegar a este punto Marcos volvió
de tal ensoñación y entendiendo que le faltaba pasión y
teatralidad para tal desenlace, resignado firmó su divorcio y
decidió jubilarse.
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