Guardaba estos momentos en un rincón oscuro.
Un rincón lleno de polvo y dolor en el que no quería volver a mirar.
Estos momentos vuelven a mí y siempre quiero espantarlos.
Pero al rato te recuerdo.
Recuerdo que es imposible vivir sin ti.
Así que miro, muy atenta, sin dejarme espantar por las apariencias,
y si estoy lo suficientemente quieta, puedo verte también en esos momentos.
A veces hasta río de mi ceguera.
¿Cómo no me di cuenta de que me estabas cuidando?
Luego pasan los días y los rincones han desaparecido.
Mis recuerdos vuelven a ser felices.
Todo mi desamparo se convirtió en caricias y cuidados.
Por eso hoy camino más atenta.
Ya no quiero estar ciega y sorda.
No quiero negarte.
No quiero negarme.
Ahora sé que no hay momento o estado en que no estés.
Ahora entiendo que tu ausencia no es posible.
Que tú nunca duermes.
#Lección 125 UCDM
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