Permanezco en silencio en mitad de esta tormenta de pasión que baila por mi cuerpo.
Hay tanta vida en tu presencia que el aire mueve viejos patrones que ensombrecen mi casa.
Pero yo los miro y los siento y te doy las gracias.
Bailo esta danza de claros y oscuros,
intento con toda mi alma zapatear en la sombra,
sentir la luz escondida en su penumbra.
Cruzo las mentiras para llegar al corazón latiendo.
Suave y agradecida llego al hogar en un bosque de pinos.
Continúo siempre, siempre danzando,
siempre cantando con esta fe que me llena como a una montaña.
Y a veces vuelvo a oír a esa niña que reza en un habitación oscura.
Nunca me cansaré de encontrarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario