Puede suceder que Marta agarre su pincel y rompa el blanco frente a su cara para luego atravesar su propio paisaje pintado. Puede suceder que dentro de su cuadro Marta dibuje en la arena sus huellas hacia la playa. Una playa donde Marta camina hacia el agua salvaje que ella misma pintó hace mucho tiempo. Quizás cuando Marta se hunda en su océano vea sobre el suelo marino las huellas de otra niña volviendo a la superficie para salir de esa playa, y caminando por la arena regresar al pincel. Y puede suceder que todo ello pase cada día una y otra vez.
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