Los ojos de Quc están tan acostumbrados a la oscuridad que puede moverse dentro de su cueva sin necesidad de encender un fuego. Quc intenta salir lo menos posible; en el exterior acecha el peligro. No sólo por la cantidad de animales salvajes, (Quc es diestro con la lanza), sino por los humanos. Un par de comunidades humanas habita el valle donde acaba la montaña en la que está su cueva. Quc las observa de lejos cuando sale a cazar, pero se cuida de que ellos desconozcan su existencia. El único ser humano con el que Quc ha tenido contacto ha sido Ledan, su padre. Éste previno a Quc sobre la naturaleza humana y su crueldad. Le enseñó a sobrevivir dentro de una comunidad por si algún día se veía obligado a ello. Primero, anular la propia esencia para no llamar la atención; después, anticiparse a la traición y a la mentira para no ser engañado; y por último, aliarse con los más fuertes. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de vivir solo en completa libertad, y este es el regalo que Ledan le hizo a su hijo. Quc puede vivir siendo él mismo, a su ritmo, sin necesidad de estrategias y protegido de la maldad humana.
Quc recuerda la triste historia de su padre. Ledan fue un hombre sabio, un sanador en su comunidad, y aun así lo hirieron. Durante años salvó la vida de muchas personas, las mismas que tiempo después lo repudiaron y condenaron al exilio. Ledan fue acusado de matar a Gladis, uno de los hombres más poderosos de su comunidad. Las explicaciones y razones que esgrimió sobre la inutilidad del tratamiento para la enfermedad de Gladis no fueron escuchadas. Ni siquiera Gea, esposa de Ledan, creyó en su palabra. Al llegar a esta parte de la historia los ojos de su padre se llenaban de lágrimas.
Ledan fue condenado al exilio. Quc, que tenía dos meses por aquel entonces, siguiendo la tradición de las comunidades en las que las madres educan a las hijas y los padres a los hijos, se quedó con su padre. Ledan dejó atrás su vida entre los humanos y caminó varias estaciones con Quc a sus espaldas hasta encontrar aquella cueva. Desde entonces esta ha sido el hogar de Quc. Ledan enseñó a su hijo a cazar para alimentarse, pero la mayor parte del tiempo estaban protegidos dentro de la cueva. Durante el día Ledan transmitía a Quc toda su sabiduría sobre sanación para que no dependiese de nadie. Por la noche,a la luz del fuego, le narraba historias humanas donde desgranaba las múltiples formas en que las personas se dañan entre ellas.
Hace tres inviernos Quc y su padre seguían las huellas de un jabalí, cuando un puma se abalanzó sobre Ledan y mordió su cuello. Quc clavó su lanza en la espalda del animal y atravesó su corazón, pero ya era tarde. Cuando apartó al puma muerto la sangre manaba como un río del cuello de su padre. Quc puso su mano allí en un intento de taponar la herida, pero los ojos de Ledan se fueron apagando hasta que su corazón dejó de latir. Quc experimentó una soledad profunda y pesada. A pesar de dolor que sentía, cargó con el cuerpo inerte de Ledan hasta donde nadie pudiese ver el fuego de su despedida. Mientras quemaba el cuerpo de su padre Quc sintió un frío afilado colándose en sus huesos. Esperó dos días y enterró las cenizas junto a las raíces de un árbol como manda la tradición. Tras esto, volvió a la cueva para seguir viviendo en plena libertad tal y como Ledan le había enseñado.
Han pasado dos años y el recuerdo de Ledan sigue vivo en el corazón de Quc. El padre habita ahora en el mundo de los espíritus, pero el hijo charla con él en las noches en las que la soledad se hace más pesada. Quc tiene 13 años. Este año la primavera ha llegado pronto. Quc recoge bayas y frutos y los mete en su piel de conejo. De pronto avista un ciervo y se queda quieto, respirando profundamente mientras agarra fuerte su lanza y apunta con la mirada.
- Yo lo vi antes, niño cazador- susurra una voz, lo suficientemente alto para que el ciervo intuya el peligro y salga del cerco bosque adentro.
El miedo deja a Quc paralizado. Ni siquiera ha oído a alguien acercarse. Se vuelve lentamente a mirar a su espalda. Una chica, algo más alta que él, está a su lado. Viste con cuero, trabajado a la manera de las comunidades. Quc sigue paralizado de terror. Nadie debe saber de su existencia. ¿Cómo ha llegado esa chica ahí? ¿Cómo ha podido él dejarse ver tan fácilmente?
- ¿No hablas mi lengua, niño cazador?- la niña se acerca a Quc y este, asustado retrocede, tropieza y acaba en el suelo.
- Vaya, ¿ de qué tienes miedo, niño?- Quc comienza a pensar en todas las historias humanas que Ledan le contó y un pensamiento aparece en su cabeza: "No la escuches, te engañará". Decidido, se levanta y sale corriendo. Para llegar a su cueva recorre varios caminos dejando pistas falsas. Al llegar, entra a lo más profundo y se echa sobre su jergón de pieles en posición fetal. El corazón le late desbocado y un sudor frío recorre su espalda. Poco a poco va calmándose y antes del anochecer se queda dormido.
Amanece y un rayo dorado alumbra la entrada de la cueva. Quc abre los ojos y lo ocurrido el día anterior viene a su cabeza. Desconfiado, coge su lanza y se asoma fuera. Nadie. No hay nadie. A lo lejos observa los humos de las comunidades y esa lejanía le devuelve la confianza. No volverá a cazar al bosque del oeste. Las comunidades están demasiado cerca.
Durante semanas Quc se limita a cazar cerca de su cueva. Encuentra conejos, ardillas, ratones... No necesita animales más grandes. Poco a poco el recuerdo de aquella chica va diluyéndose en su memoria y vuelve a sentirse completamente solo y libre. Un día Quc está volviendo de cazar cuando ve a una liebre blanca en la entrada de la cueva. La liebre está apoyada sobre sus patas traseras y mira curiosona hacia dentro. "La comida viene a casa", piensa Quc divertido mientras agarra su cuchillo y se lo lanza. Como si lo hubiera oído un segundo antes, la liebre se aparta rápido y sale corriendo. Quc recoge su cuchillo y corre tras la liebre monte abajo. La liebre vuela despavorida huyéndole a la muerte. Quc , que no ceja en su empeño de cazarla, entra sin darse cuenta en el bosque del oeste. La liebre es lista y con dos saltos desaparece de la vista de su depredador. Quc se detiene jadeante intentado ubicar a su presa, pero la ha perdido. Maldice su despiste al verse rodeado de árboles y comienza a andar de vuelta a la cueva. Justo en la linde del bosque la escucha. Es una voz humana pidiendo ayuda. Una voz femenina. "Maldita sea, Quc, vamos, sal de aquí" se dice a sí mismo, pero no se mueve. Mira hacia atrás y camina muerto e miedo hacia el origen de la voz. Apoyada en las enormes raíces de un roble se encuentra a la misma chica de aquel día. Está medio tumbada, le cuesta respirar y un hueso le asoma fuera de una herida en su pierna derecha. Quc la mira y hace un diagnóstico rápido: fractura limpia del peroné. No se acerca. El terror a los humanos lo paraliza.
- Niño cazador... busca a alguien- dice la chica con las pocas fuerzas que le quedan antes de desmayarse de dolor.
Quc despierta de su parálisis y comienza a pensar rápidamente. Si la deja allí al cabo de los días morirá. Descarta la idea de llevarla a la comunidad, demasiado peligroso para él. Maldita sea, maldita liebre escurridiza, yo no tenía que haber visto esto. Entre lamento y lamento una parte de él comienza a buscar un tronco para inmovilizarle la pierna. Encuentra uno de la medida de la pierna de la chica y lo parte transversalmente por la mitad. Lo coloca debajo de la pierna y lo fija con cordones de cuero a modo de férula. Quc la agarra y con cuidado se la echa al hombro, la chica sigue desmayada. Mientras carga con el cuerpo de la chica decide que si no le habla no habrá peligro. Al llegar a su cueva la deposita en su jergón y sale a buscar las plantas que necesitará para curarla. Clavo, para anestesiarla, kava kava como somnífero, árbol de té para la herida y por último nueces y semillas que ayudarán a soldar el hueso. Tendrá que volver a entablillarle la pierna más adecuadamente.
Han pasado cuatro días desde que encontró a la chica. La pierna está entablillada y la recuperación está en curso. Gracias al kava kava la chica duerme todo el día. Quc aviva el fuego cuando la oye gimotear. Se acerca a ella con cuidado, agarra el brebaje y se lo da para que siga durmiendo.
-No, no... - la chica aparta la medicina e intenta incorporar medio cuerpo. Quc, asustado, se aleja de ella.
- ¿Dónde estoy ? Vaya, no puedes entenderme. Maldita Gaia, qué mala suerte. Me has salvado la vida, niño cazador. Soy Runa.- Quc se queda quieto mirándola espantado. Todo su sistema de vida está en peligro. Malditos humanos. Quc se da la vuelta y decide ignorarla mientras despelleja una liebre junto al fuego.
- ¿De qué tienes miedo, niño?- Runa se siente mareada, así que decide beberse el brebaje. Poco a poco vuelve a tumbarse y se queda dormida. Quc oye la respiración pausada de la chica y se relaja. De nuevo dormida, de nuevo inofensiva. Quc se acerca y la observa. Debajo de las pieles ve moverse su pecho. Runa, se llama Runa. Quc observa sus manos, su rostro, el pelo anaranjado como el fuego... Quc siente frío en la espalda y se da cuenta que que el fuego hace tiempo que es solo brasas. ¿Cuánto tiempo lleva mirándola?
Rayos de sol entran en la cueva y Quc abre los ojos. Runa está avivando el fuego. Se arrastra con la pierna entablillada y se acerca a él con algo entre las manos.
- Come, niño. Come.
Quc se da la vuelta y finge seguir durmiendo. Pasan las horas y hasta que no la siente respirar dormida no se levanta.
Quc vuelve de cazar con una liebre y dos ardillas. A medida que entra en la profundidad de su cueva comienza a oír un canto. La chica canta frente del fuego. Su voz parece acompañar el crepitar de las llamas. Parece como si su voz saliese de la profundidad de la tierra. Quc sigue andando hipnotizado y se queda parado junto al fuego, frente a Runa. Ella no parece percibir su presencia. Las llamas bailan en sus ojos mientras su mirada las atraviesa y su voz penetra en cada resquicio de la cueva. Quc comienza a sentir sus mejillas húmedas sin poder evitar las lágrimas que brotan de sus ojos. "Malditos humanos", se lamenta, sin poder apartar su mirada de Runa.
Han pasado dos lunas llenas desde que Runa llegó a la cueva. Quc sabe que su pierna está casi curada. La chica anda apoyada en un palo. Dentro de poco podrá volver a su comunidad. Quc afila su lanza mientras Runa despelleja un conejo.
- Niño, ya no soy una carga. Cuando la luna comience a crecer volveré con los míos- Runa lo mira y sonríe. Está acostumbrada al silencio de Quc, sabe que él ya no la teme. Quc asiente y continúa afilando su lanza.
El frío despierta a Quc. Se levanta para avivar el fuego en mitad de la noche. Al mirar al rincón de Runa ve que la chica ha desaparecido. El corazón se le acelera y la busca fuera de la cueva. El sol comienza a aparecer y Quc se da cuenta de que Runa ha vuelto con los suyos. Sintiéndose un tonto vuelve adentro. Se mete entre sus pieles, pero el frío le atenaza el cuerpo. El mismo frío, la misma soledad que el día que murió Ledan.
Ledan...
Quc se da cuenta de que hace muchas noches que no habla con él.
Han pasado cuatro noches desde que Runa volvió con los suyos. Quc ha sopesado mucho su decisión. En su petate lleva lo imprescindible y en su mano derecha su lanza. Mira las paredes de su cueva por última vez.
- Perdóname, padre.
Quc sale de la cueva y mira hacia el valle. Piensa en las lecciones de Ledan para vivir entre humanos. Estrategias y más estrategias para prevenir el dolor. De pronto vuelve a escuchar en su cabeza la voz de la chica y la melodía de su canción. Todas las lecciones se desvanecen y con el recuerdo de Runa cantando Quc camina hacia al valle para vivir entre los suyos.
Quc recuerda la triste historia de su padre. Ledan fue un hombre sabio, un sanador en su comunidad, y aun así lo hirieron. Durante años salvó la vida de muchas personas, las mismas que tiempo después lo repudiaron y condenaron al exilio. Ledan fue acusado de matar a Gladis, uno de los hombres más poderosos de su comunidad. Las explicaciones y razones que esgrimió sobre la inutilidad del tratamiento para la enfermedad de Gladis no fueron escuchadas. Ni siquiera Gea, esposa de Ledan, creyó en su palabra. Al llegar a esta parte de la historia los ojos de su padre se llenaban de lágrimas.
Hace tres inviernos Quc y su padre seguían las huellas de un jabalí, cuando un puma se abalanzó sobre Ledan y mordió su cuello. Quc clavó su lanza en la espalda del animal y atravesó su corazón, pero ya era tarde. Cuando apartó al puma muerto la sangre manaba como un río del cuello de su padre. Quc puso su mano allí en un intento de taponar la herida, pero los ojos de Ledan se fueron apagando hasta que su corazón dejó de latir. Quc experimentó una soledad profunda y pesada. A pesar de dolor que sentía, cargó con el cuerpo inerte de Ledan hasta donde nadie pudiese ver el fuego de su despedida. Mientras quemaba el cuerpo de su padre Quc sintió un frío afilado colándose en sus huesos. Esperó dos días y enterró las cenizas junto a las raíces de un árbol como manda la tradición. Tras esto, volvió a la cueva para seguir viviendo en plena libertad tal y como Ledan le había enseñado.
Han pasado dos años y el recuerdo de Ledan sigue vivo en el corazón de Quc. El padre habita ahora en el mundo de los espíritus, pero el hijo charla con él en las noches en las que la soledad se hace más pesada. Quc tiene 13 años. Este año la primavera ha llegado pronto. Quc recoge bayas y frutos y los mete en su piel de conejo. De pronto avista un ciervo y se queda quieto, respirando profundamente mientras agarra fuerte su lanza y apunta con la mirada.
- Yo lo vi antes, niño cazador- susurra una voz, lo suficientemente alto para que el ciervo intuya el peligro y salga del cerco bosque adentro.
El miedo deja a Quc paralizado. Ni siquiera ha oído a alguien acercarse. Se vuelve lentamente a mirar a su espalda. Una chica, algo más alta que él, está a su lado. Viste con cuero, trabajado a la manera de las comunidades. Quc sigue paralizado de terror. Nadie debe saber de su existencia. ¿Cómo ha llegado esa chica ahí? ¿Cómo ha podido él dejarse ver tan fácilmente?
- ¿No hablas mi lengua, niño cazador?- la niña se acerca a Quc y este, asustado retrocede, tropieza y acaba en el suelo.
- Vaya, ¿ de qué tienes miedo, niño?- Quc comienza a pensar en todas las historias humanas que Ledan le contó y un pensamiento aparece en su cabeza: "No la escuches, te engañará". Decidido, se levanta y sale corriendo. Para llegar a su cueva recorre varios caminos dejando pistas falsas. Al llegar, entra a lo más profundo y se echa sobre su jergón de pieles en posición fetal. El corazón le late desbocado y un sudor frío recorre su espalda. Poco a poco va calmándose y antes del anochecer se queda dormido.
Amanece y un rayo dorado alumbra la entrada de la cueva. Quc abre los ojos y lo ocurrido el día anterior viene a su cabeza. Desconfiado, coge su lanza y se asoma fuera. Nadie. No hay nadie. A lo lejos observa los humos de las comunidades y esa lejanía le devuelve la confianza. No volverá a cazar al bosque del oeste. Las comunidades están demasiado cerca.
Durante semanas Quc se limita a cazar cerca de su cueva. Encuentra conejos, ardillas, ratones... No necesita animales más grandes. Poco a poco el recuerdo de aquella chica va diluyéndose en su memoria y vuelve a sentirse completamente solo y libre. Un día Quc está volviendo de cazar cuando ve a una liebre blanca en la entrada de la cueva. La liebre está apoyada sobre sus patas traseras y mira curiosona hacia dentro. "La comida viene a casa", piensa Quc divertido mientras agarra su cuchillo y se lo lanza. Como si lo hubiera oído un segundo antes, la liebre se aparta rápido y sale corriendo. Quc recoge su cuchillo y corre tras la liebre monte abajo. La liebre vuela despavorida huyéndole a la muerte. Quc , que no ceja en su empeño de cazarla, entra sin darse cuenta en el bosque del oeste. La liebre es lista y con dos saltos desaparece de la vista de su depredador. Quc se detiene jadeante intentado ubicar a su presa, pero la ha perdido. Maldice su despiste al verse rodeado de árboles y comienza a andar de vuelta a la cueva. Justo en la linde del bosque la escucha. Es una voz humana pidiendo ayuda. Una voz femenina. "Maldita sea, Quc, vamos, sal de aquí" se dice a sí mismo, pero no se mueve. Mira hacia atrás y camina muerto e miedo hacia el origen de la voz. Apoyada en las enormes raíces de un roble se encuentra a la misma chica de aquel día. Está medio tumbada, le cuesta respirar y un hueso le asoma fuera de una herida en su pierna derecha. Quc la mira y hace un diagnóstico rápido: fractura limpia del peroné. No se acerca. El terror a los humanos lo paraliza.
- Niño cazador... busca a alguien- dice la chica con las pocas fuerzas que le quedan antes de desmayarse de dolor.
Quc despierta de su parálisis y comienza a pensar rápidamente. Si la deja allí al cabo de los días morirá. Descarta la idea de llevarla a la comunidad, demasiado peligroso para él. Maldita sea, maldita liebre escurridiza, yo no tenía que haber visto esto. Entre lamento y lamento una parte de él comienza a buscar un tronco para inmovilizarle la pierna. Encuentra uno de la medida de la pierna de la chica y lo parte transversalmente por la mitad. Lo coloca debajo de la pierna y lo fija con cordones de cuero a modo de férula. Quc la agarra y con cuidado se la echa al hombro, la chica sigue desmayada. Mientras carga con el cuerpo de la chica decide que si no le habla no habrá peligro. Al llegar a su cueva la deposita en su jergón y sale a buscar las plantas que necesitará para curarla. Clavo, para anestesiarla, kava kava como somnífero, árbol de té para la herida y por último nueces y semillas que ayudarán a soldar el hueso. Tendrá que volver a entablillarle la pierna más adecuadamente.
Han pasado cuatro días desde que encontró a la chica. La pierna está entablillada y la recuperación está en curso. Gracias al kava kava la chica duerme todo el día. Quc aviva el fuego cuando la oye gimotear. Se acerca a ella con cuidado, agarra el brebaje y se lo da para que siga durmiendo.
-No, no... - la chica aparta la medicina e intenta incorporar medio cuerpo. Quc, asustado, se aleja de ella.
- ¿Dónde estoy ? Vaya, no puedes entenderme. Maldita Gaia, qué mala suerte. Me has salvado la vida, niño cazador. Soy Runa.- Quc se queda quieto mirándola espantado. Todo su sistema de vida está en peligro. Malditos humanos. Quc se da la vuelta y decide ignorarla mientras despelleja una liebre junto al fuego.
- ¿De qué tienes miedo, niño?- Runa se siente mareada, así que decide beberse el brebaje. Poco a poco vuelve a tumbarse y se queda dormida. Quc oye la respiración pausada de la chica y se relaja. De nuevo dormida, de nuevo inofensiva. Quc se acerca y la observa. Debajo de las pieles ve moverse su pecho. Runa, se llama Runa. Quc observa sus manos, su rostro, el pelo anaranjado como el fuego... Quc siente frío en la espalda y se da cuenta que que el fuego hace tiempo que es solo brasas. ¿Cuánto tiempo lleva mirándola?
Rayos de sol entran en la cueva y Quc abre los ojos. Runa está avivando el fuego. Se arrastra con la pierna entablillada y se acerca a él con algo entre las manos.
- Come, niño. Come.
Quc se da la vuelta y finge seguir durmiendo. Pasan las horas y hasta que no la siente respirar dormida no se levanta.
Quc vuelve de cazar con una liebre y dos ardillas. A medida que entra en la profundidad de su cueva comienza a oír un canto. La chica canta frente del fuego. Su voz parece acompañar el crepitar de las llamas. Parece como si su voz saliese de la profundidad de la tierra. Quc sigue andando hipnotizado y se queda parado junto al fuego, frente a Runa. Ella no parece percibir su presencia. Las llamas bailan en sus ojos mientras su mirada las atraviesa y su voz penetra en cada resquicio de la cueva. Quc comienza a sentir sus mejillas húmedas sin poder evitar las lágrimas que brotan de sus ojos. "Malditos humanos", se lamenta, sin poder apartar su mirada de Runa.
Han pasado dos lunas llenas desde que Runa llegó a la cueva. Quc sabe que su pierna está casi curada. La chica anda apoyada en un palo. Dentro de poco podrá volver a su comunidad. Quc afila su lanza mientras Runa despelleja un conejo.
- Niño, ya no soy una carga. Cuando la luna comience a crecer volveré con los míos- Runa lo mira y sonríe. Está acostumbrada al silencio de Quc, sabe que él ya no la teme. Quc asiente y continúa afilando su lanza.
El frío despierta a Quc. Se levanta para avivar el fuego en mitad de la noche. Al mirar al rincón de Runa ve que la chica ha desaparecido. El corazón se le acelera y la busca fuera de la cueva. El sol comienza a aparecer y Quc se da cuenta de que Runa ha vuelto con los suyos. Sintiéndose un tonto vuelve adentro. Se mete entre sus pieles, pero el frío le atenaza el cuerpo. El mismo frío, la misma soledad que el día que murió Ledan.
Ledan...
Quc se da cuenta de que hace muchas noches que no habla con él.
Han pasado cuatro noches desde que Runa volvió con los suyos. Quc ha sopesado mucho su decisión. En su petate lleva lo imprescindible y en su mano derecha su lanza. Mira las paredes de su cueva por última vez.
Quc sale de la cueva y mira hacia el valle. Piensa en las lecciones de Ledan para vivir entre humanos. Estrategias y más estrategias para prevenir el dolor. De pronto vuelve a escuchar en su cabeza la voz de la chica y la melodía de su canción. Todas las lecciones se desvanecen y con el recuerdo de Runa cantando Quc camina hacia al valle para vivir entre los suyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario