miércoles, 20 de marzo de 2013

UN VIEJO COMUNISTA

Sebastián mira por la ventana. Pero no ve las calles. No ve los coches. No ve el parque. Se ve  a sí mismo hace cuarenta años. Soñador…arrogante. Hace tiempo que asumió las lecciones. Su propia ingenuidad. Su ceguera. Nunca más. Ha sido suficiente para una sola vida.  En días como hoy la cabeza se le pone en pie de guerra. Le repite recuerdos para intentar comprender. Algún hueco por donde huir a la decepción. Se ve a sí mismo en aquellas charlas que duraban toda la noche. Fumando como lo hacían los demás. Gritando, riendo…con la razón en la boca y un pitillo en la mano. Su capacidad de espanto intacta.  Tantos amigos. Cada uno ha resuelto como ha podido. La vida. Agradece su piel arrugada, su cuerpo cansado. Pero en días como hoy su mente está en el pasado. Reviviendo una y otra vez los mismos errores. Se ve saliendo de casa con aquella mochila de cuero gastada. Su madre en la puerta. Llorando. Él hacia delante. El último ladrillo de un muro enorme. Detrás el  miedo a la muerte. Recuerda el momento exacto de su niñez  en que la idea del fin apareció.  Muchos muertos en su pueblo, pero aquel era su amigo. Le dejaba comer alguna fruta mientras su madre compraba. Coge unas cerezas Sebastián. Muerde una manzana muchacho.  La mañana del entierro la vida era aún dulce. Luego se zafó del brazo de su madre para mirar dentro de la caja. Aquel que fue su amigo estaba quieto,  blanco, perdido.  Sólo fueron tres segundos, pero terminaron con su infancia. Llegó a  comprender que aquel miedo no venía de fuera. Estaba dentro. El peligro inherente en la propia vida. Era como una piedra en el estómago. Como unas gafas  que ofrecían una nueva visión oscura del mundo. Descubrir la vulnerabilidad en  su madre lo más insoportable. Siempre había estado allí, pero sólo ahora la veía.  La adolescencia llegó cargada de ideas nuevas. De amigos, de charlas. Aquellos ideales  lo alejaba del miedo de su niñez. Hasta que el muro estuvo listo y pudo empezar otra vida. Adiós mamá. Prefiero dejarte a perderte. Todo lo que  vino después tan brillante. Y sin embargo es lo que duele. Sus decisiones caen a  plomo sobre sus hombros. El muro se resquebraja y vuelve a sentir el miedo a la muerte. Exactamente con la misma intensidad. Inexorable. En aquellos años de peligro real jamás pensó: podría morir. Tan claro su objetivo que no cabía la confusión, ni estorbaba la  duda. El cuerpo al servicio de la acción clara y directa. La lengua  poniendo puntos finales a sus grandes ideas. El mundo de su parte y el enemigo en rótulo luminoso.  Todo tenía la dosis justa de satisfacción. Después de una misión  beber una cerveza algo extraordinario. Los hechos cotidianos llenos de matices. Ahora ya no hay rótulos. Sólo una  neblina constante. Pero hay algo que es mejor. Ya no se siente responsable del mundo que ve a través de la ventana. Ya ha dado bastante, que luchen otros. Se pregunta en qué momento exacto todo empezó a tambalearse. Su seguridad, la de sus compañeros.  Quizás con la primera decepción. Buscó la solución en sus libros y no encontró nada. La semilla de la duda plantándose en su cabeza. Frases hechas sobre la coherencia saltando de su boca a la oreja del primero que quisiera escucharlo. Cada cual reaccionando a su manera, después de años reaccionando en manada. Manada unida, manda segura, manada justa. El caos llamando a la puerta. Cada nueva misión más compleja. Y el mundo yendo solo hacia su destino. Los hechos sucediéndose extraños. Ajenos a ellos. Él luchando por ese mundo que ahora se mostraba indiferente. Hubiera dado lo mismo. La primera vez que tuvo este pensamiento se le heló la sangre. Hubiera dado lo mismo. Luchar o no, habría dado lo mismo. Después de tanta lucha, quizás las cosas tenían su propio camino. Al sentir que toda su vida había sido apretar lo inabarcable quiso rebobinar y volver a decidir.  Y sin embargo una parte de sí, soñó con un mundo mejor. Pero la decepción  lo llenó todo, enmarañando sus razones. Hoy mira la ventana y no ve. Quizás mañana le traiga el  olvido y  pueda ver las calles, los coches, el parque.

lunes, 18 de marzo de 2013

ONCE PUNTOS DE GERMÁN



1.  No hay que pensar mucho
Me llamo Germán y hoy he tenido mi primer día en un cole nuevo. Era la primera vez que veía una profe de francés. Hablaba raro. Pero y sin embargo bonito. Me he puesto a pensar en cómo sería por dentro.  Me refiero a por dentro anatómicamente. El abuelo  es médico  y tiene en casa libros anatómicos. Ahora miro a la gente y la veo por dentro. La profe,  que se llama Sabine,  ha pasado por delante de mi pupitre. Yo he alargado mi mano y la he tocado con el boli. Luego he apretado. Creo que era su muslo lo que quedaba a mi altura. Llevaba toda la clase pensando si sería blanda o dura. Pero no es ni dura ni blanda. Es como el cojín del sillón del abuelo. La profe se ha parado y me ha mirado sorprendida. Yo he puesto mi cara sonrisa y me he sentido diferente a los demás. Luego la profe ha seguido andando y hablando en francés muy bonito. Yo he guardado el boli y he recordado que debo dejar de pensar a tiempo para no hacer cosas raras.
Nota importante: aunque se escribe Sabine se dice Sabín, ¿vale?

2.    No hay que hablar demasiado
 Hoy en el patio jugaba con la arena. Odio la arena, pero la cogía y sonreía y reía y hacía ver que estaba muy divertido. Es una estrategia para hacer amigos. El recreo sólo dura treinta minutos, así que cuando quedaban diez he tenido que cambiar de plan. Ya no podía seguir fingiendo que la arena es guay. He observado a los otros niños y medido mis  posibilidades como me enseña el abuelo. He visto a un  niño que se comía un moco y me ha sonado la alarma. Esto significa que he visto una posibilidad. Soy tremendamente intentivo. Me he acercado a él, sonriendo para no espantarlo  con  mi cara rarita y le he dicho: cuando se me queda el moco pegado al dedo y no veo la manera de sacármelo de encima me lo como y asunto resuelto. Me ha mirado serio y se ha ido. Quizás he hablado mucho. Mañana traeré una pelota e intentaré hacer algún contacto con ella, pero sin palabras.
Nota importante: no soy feo. Mi cara rarita es porque paso mucho tiempo solo y se me olvida gesticular como los demás.

3.   Cuando mamá está triste yo no
He llegado a casa y el abuelo me había hecho mi comida favorita. Garbanzos. A muchos niños hay que obligarles  a comer garbanzos. A mí no. Es genial porque están ricos y son fuente de hierro y otras muchas cosas saludables. Tengo suerte de no ser adicto a las chuches que llevan mucho azúcar y petróleo. Cuando vamos al cine el abuelo me prepara un táper con garbanzos y yo me divierto mientras aumento mi salubridad. También me gustan los libros de anatomía y fisiología. Cuando leo me río y aprendo a partes iguales. El  abuelo ha aprobado mi plan de la pelota para el día siguiente. Mamá ha llegado a casa a las ocho. Se la veía cansada. Ha dicho qué  cansada estoy, así que mi observación ha sido acertadísima. He ido a abrazarla y estaba blandita. Blandita y triste. Soy tremendamente intentivo.  Esto ya lo había  dicho, ¿no? Me ha preguntado si había hecho algún amigo mi primer día de cole y yo he puesto mi cara  sonrisa y he afirmado  con mi cabeza. Entonces se ha puesto un poquito más consistente. Yo no he quitado mi cara sonrisa hasta que me he ido a mi cuarto. Antes de dormir he pensado que mañana en vez de pelota voy a llevar mi libro de anatomía. Así si hago un amigo no tendré que fingir que me divierten los deportes.

4.   Un buen plan siempre funciona
A la hora del recreo he cogido mi libro de anatomía y he salido al patio. Me he sentado en un bordillo y me he puesto a leer. Estaba tan concentrado que se me ha olvidado el objetivo: conseguir un amigo. Así que me he llamado la atención a mí mismo y he buscado un sitio estratégico para colocarme. He visto grupos de dos, de tres y de más niños por el patio. He elegido a un grupo de ocho para aumentar mis probabilidades de éxito. Me he acercado a ellos y me he sentado en el suelo. Al rato he escuchado un grito y luego piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. He abierto los ojos y he visto la cara del  abuelo. Ha venido a recogerme al cole porque  dicen que  me he quedado inconsistente de un balonazo. Al salir del cole un niño se ha acercado y me ha preguntado si me dolía. Yo he puesto mi cara sonrisa y le he dicho: me llamo Germán. Objetivo del día cumplido.

5.   Las fotos no son ni buenas ni malas
Llevo días planeando  un plan y hoy lo he llevado a cabo. He cogido la caja de lata que hay en el salón. Está llena de fotos. Son los testigos del paso del tiempo dice el abuelo. Y es verdad porque él sale en muchas y no parece él. Cuando yo tenga su edad no pareceré yo. Para mis nietos, para mí mismo sí, porque yo cierro los ojos y me siento. Aunque fuese un señor calvo sentiría  que soy yo. He elegido las fotos donde sale papá. He cogido una olla y con alcohol y una cerilla he hecho desaparecer a mi padre. Bueno él ya desapareció, porque murió cuando yo era muy pequeño, pero ahora no hay testigos de su existencia. El plan iba muy bien hasta que el abuelo ha olido el humo. Justo en ese momento mamá ha entrado en casa diciendo: ¡¿Qué humo?! Corriendo he echado agua dentro de la olla y entonces el humo era ya incontentable. Mamá y el abuelo han entrado en la cocina. Me he tenido que recordar que lo hacía para que mamá no estuviera más triste. El abuelo dice que lo que importa  es la  intención. Así que he puesto mi cara sonrisa y les he dicho: me ha nacido desde el corazón. Mamá se ha echado a llorar y ha subido a su cuarto. El abuelo me ha abrazado. Aunque me ha sentado bien le he dicho que abrace a mamá que lo necesita más que yo.

6.   Las frustraciones son muy importantes
Los fines de semana son alegres. Mamá no trabaja y vamos con el abuelo a un parque que hay tres calles más abajo. Es un parque muy bonito por el día y muy peligroso por la noche. Por eso vamos por el día. Yo llevo mis libros, el abuelo su radio y mamá su tristeza. Si hace  sol mamá cierra los ojos y ahí parece contenta. Yo le digo que es un bellezón y ella me abraza fuerte. Este sábado había otra familia a nuestro lado. Eran un padre, una madre, dos niños y un perro. El perro era muy  feo. Parecía que tenía un sartenazo en la cara.  Mientras leía como  los músculos del cuello y los  hombros no sólo soportan el peso de la cabeza, sino que además deben realizar una gran variedad de movimientos finos y precisos que nos permiten girar la cabeza en múltiples direcciones, asentir, negar, etc… las risas de los niños me han desconcentrado. Al mirarlos me ha saltado la alarma. Mamá necesita un perro. A  poder ser sin cara de sartenazo. Cuando hemos vuelto a casa he puesto la cara capricho y he dicho que sin un perro no podría seguir viviendo. Mamá ha suspirado y ha subido a su cuarto.  El abuelo me ha dicho que él quiso ser cantante. Que es una de las muchas frustraciones de su vida, y que por eso es muy hombre, o algo así. Yo no le he dicho que lo hacía por mamá, y que los perros sólo me interesan como objeto de estudio anatómico. Tampoco que es el no poder alegrar a mamá lo que me frustra. Si todo sigue así seré un gran hombre. Por la tarde me he centrado en los músculos de la espalda.

7.  ¿Qué hay cuando no hay recuerdos?
Yo tenía tres años cuando mi padre murió. Mamá me ha contado el día que papá me llevó al zoo. Me ha contado el día que derramó el puré sobre mi cabeza. El día que se durmió agarrado a los barrotes de mi cuna. Cuando me puso los zapatos al revés, me agarro en la escalera antes de que  cayera, le vomité en la corbata, me cambió de pañal y le meé la cara, dije papá por primera vez, me puse sus gafas y el rió, me llevó a mi habitación castigado por romper mi tren de juguete, me enseñó a patalear en la piscina,  puso salsa y bailó  conmigo encima, me gritó y yo le dije a mamá vas… Mamá es feliz dándome detalles. Yo asiento con mi cara  flashback. Pero y sin embargo no recuerdo nada. Pero eso pasó, pasó de verdad. Y por lo visto  yo estaba allí. Pero no lo recuerdo. Mamá me muestra fotos y yo estoy en ellas con mi padre. Él sonríe y yo  tengo cara despiste. ¿Será por eso que no me acuerdo de nada? Si hubiese sabido que mi padre iba a morir habría estado más atento.

8.   La vida es sorpresiva.
Pensé que había hecho un amigo. Pero y sin embargo ha sido  una amistad muy inconstante. Sólo ha durado tres días. Yo he puesto todo de mi parte, pero no teníamos nada en común. Lo mejor ha sido que cada uno siga su camino. Él jugando al fútbol con los otros niños y yo en el bordillo con mi libro de anatomía. Hoy, mientras leía sobre los huesos carpianos,  una niña me ha pedido un clínex. Yo siempre llevo clínex usados en mis bolsillos porque tengo tendencia a moquear. Eso es porque soy alérgico al polen, a los ácaros, a los gatos, a la penicilina y a la lactosa. Aunque si tomo lactosa no moqueo, sólo vomito. Le he dado mi clínex menos usado. Me ha dicho: me llamo Bea  y soy alérgica a la primavera. Yo la he tenido que corregir. Eres alérgica al polen de los pastos, árboles, yerbas y malezas  que se manifiesta durante la primavera, le he dicho.  Ella se ha sentado a mi lado. Me he quedado muy quieto con mi cara rarita.  Ha sonado el timbre y Bea  se ha levantado para irse a su clase. Cuando estaba cerca de la puerta le he gritado: ¡me llamo Germán! Y Bea ha girado la cabeza y ha sonreído. Como dice el abuelo, cuando una  puerta se cierra te caes por la ventana.

9.   La amistad y los insectos
Ahora Bea  es mi más mejor amiga. Y eso es gracias a que tenemos un montón de cosas en común. Bea  flipa con los insectos. Desde que ella me habla de moscas, chinches, piojos y termitas, mi mundo se ha ampliado considerablemente. Y les tengo menos asco. Ellos también tienen por dentro anatomía. Bea  dice que la media de vida de una mosca son veinticuatro horas. Así que si un día te molesta una, mañana lo hará otra. Un día le dije   si no le daba asco que las mocas comiesen caca. Ella me dijo: ¿qué crees  que llevan las hamburguesas? Bea igual que yo es una amante de las legumbres. Lleva gafas porque tiene miopía en los dos ojos, pero gracias a ella puede ver mejor que nadie una chinche de cerca. Bea no tiene abuelos. Que yo tenga uno le parece súper guay.

10. Amor y amor
Mamá amaba mucho a mi padre. Por eso está  triste desde él que no está. Yo ahora tengo ocho años, así que mamá lleva cinco años tristes.  El primer año de morir papá estuvo tan triste que el abuelo tuvo que venir a vivir con nosotros. El abuelo me adora y cree que soy un niño verdaderamente especial. Mi abuela, la mamá de mi mamá, se murió hace veintiséis años. El abuelo también estuvo triste. Bea, que tiene una intentiva parecida a la mía, le preguntó al abuelo cuántos años le duró la tristeza. El abuelo dijo que hasta el día que nací yo.  Así que Bea y yo hemos   hecho cálculos y a mamá le quedan trece años de tristeza. Cuando mamá esté contenta Bea y yo tendremos veintiún años. Yo estaré estudiando medicina y Bea biología. Bea  dice que sabremos tanto del cuerpo humano que podremos regalarle un nieto.

11. El más destacado cumpleaños de mi vida
Hoy ha sido mi noveno cumpleaños. Ha sido un día perfecto y felicísimo que ha rebasado mis expectativas. Es sábado, así que mamá, el abuelo y yo hemos cocinado toda  la mañana. Mamá ha hecho un pastel de zanahoria sin lactosa, el abuelo garbanzos con espinacas y yo tres jarras de zumo de pomelo. A las dos en punto ha llegado Bea con sus padres. Era la primera vez que venían a nuestra casa y Bea estaba nerviosa y contenta. Bea es igual a su mamá. El papá de Bea es muy grande a lo ancho y a lo largo. Me ha removido el pelo varias veces. Se llama Rafael y  es la alegría de la huerta. Cuenta  cosas sorpresivísimas que te hacen reír a carcajadas. Ha contado cómo conoció a su mujer como si fuera un chiste. Su mujer  reía, Bea  reía, el abuelo  reía, mamá reía y yo he tenido que ir al baño para llorar de alegría. La mamá de Bea está enamoradísima del papá de Bea. Se nota por cómo lo mira y le da comida de su plato. Mamá estaba tan fuera de lo normal que ha puesto salsa y hemos bailado. Yo con ella como si fuera un adulto. El abuelo se ha echado  su siesta que nunca perdona. A las cinco se han ido los papas de Bea  abrazadísimos. Bea y yo hemos estado investigando por internet sobre clases de mariposas hasta que a los ocho ha vuelto su madre a recogerla. Hemos cenado sobras y mamá me ha arropado antes de dormir con una sonrisa en la cara. Cuando me ha abrazado estaba súper consistente. Quizás Bea y yo calculamos mal y la tristeza de mamá sea más corta que la del abuelo.
Nota importante: creo que el alivio y la esperanza se parecen como las avispas y las abejas.



















                                                    








jueves, 7 de marzo de 2013

POBRECITA

La pobre… la que tiene en lo alto, y mira que es buena…pero esto es así, cuando te toca te toca. Qué lástima  con lo feíta que es podría haber tenido mejor suerte. No le sale una derecha. Y con lo listísima que es… Qué mala suerte ha tenido siempre. ¡La joía tiene un radar pa la desgracia…! También es torpe, la verdad que sí, es torpe, porque vaya tela no darse cuenta del marío inútil que se echó. Aunque siendo tan feíta difícil hubiera sido lo contrario. Yo si  hubiera sido ella, con lo listísima que es, me hubiera puesto dos buenas bufandas y a estudiar dos carreras. Pero la tontaína se enamoró de ese bobo, porque mira que es tonto del culo, y ahí empezó su calvario.  Los hijos salen a él. Que duro la pobre vivir con cuatro memos…y ella torpe, así que apaga y vámonos. Tener que vivir tor día oyendo idioteces, ella que podría haber sido abogá con esa mente que tiene.  Pues nada a lidiá con los taraos.  Porque eso es lo que son,  taraos. Ella ni se queja, a to dice que sí. Mira que es buena… yo la veo y  me dan ganas de vomitá, sí de vomitá. La pobre es que tiene cara comadreja, que fea es la hija puta, con esos cuatro pelos grasosos. Que digo yo que  por mucho que tenga en lo alto una ducha se podría dar.  Qué lástima, ayer me la encontré por la calle y me cambié de acera, porque es que es verla y qué fatiguita me entra. Qué cara de ceniza lleva siempre la madre que la parió. Un día va a reventar, sino al tiempo, porque  así no se puede vivir. Pero claro es que ella es buenísima, un corazón que no le cabe en el pecho. Lo que podría haber sido madre mía…famosa no porque es horrorosa, pero detrás de un ordenador hubiera hecho maravillas. En fin, así es la vida, mientras más buena es una más le tocan los cojones.

YO ESTOY DIVINAMENTE

Yo estoy divinamente querida. No tengo queja ninguna la verdad. Pa colmo me han puesto un mercadona en la esquina de mi casa y esto loca. Ya no me duele ni la espalda, ¡claro si cargo y en dos pasos ya estoy en mi portá! Qué maravilla. ¡Y qué productos de cosmética por cuatro duros! Me he comprado una pa las estrías  que  me la hecho en la hernia y estoy como nueva.  A mi chica le he comprado yo una de caviar pa la carita y le va estupendamente. Ahora que ha dejado el caballo y duerme en casa se la echa toas las noches. Y se le nota. Mi marío está en racha. Está haciendo una cursito en el inem y se va todos los días tempranito con su carpetita en la mano, qué gracioso, parece un universitario vamos. Está aprendiendo mucho y haciendo muchísimos contactos. To lo que siembre ahora lo recogeremos luego. Además que mientras le dure el cursito, por ley,  no nos pueden desahuciá.  Que bien le sientan los negocios,  está hecho un toro…Ha dejado el tranquimazin y to. Ayer llegó tarde al cursito porque se empeñó en hacerme el amor por la mañana, qué dos minutos de gloria querida. Hay que da gracias porque vamos… ¡Y a mi mayó lo tenías que ver! Está pa comérselo con los tres pelitos que le han salido después de la quimioterapia. Siempre es el que ha tenido más estilo. Aunque sale a mí, acuérdate que yo hice de modelo un par de veces pa la peluquería canina del pueblo. No sabes el fin de semana tan bueno que hemos pasao. Nos fuimos en el autobús a pasar el sábado  fuera, a la cárcel donde está mi Juan, el que va detrás de mi mayó. Que si tiene muchos amigos, que si lo tratan estupendamente…y lo que se reía. No me puso la mano encima ni una sola vez. Ha engordado y to.  Qué día en familia más bueno. Y el domingo escuchando el carrusel deportivo, que tú sabes que yo de vez en cuando necesito un dííta introspectivo.  Ah por cierto, que no te he contado la última. Es que este es nuestro año. Ay qué alegría más grande por Dios. Mi otra niña, la Nuri, ¡que está preñá! Lo cuento y se me saltan las lágrimas. Ay que ver lo bien que dispone el señor las cosas. Porque mi Nuri no sabe quién es el padre, así que me ahorro convertirme en suegra…con lo que odia to el mundo a las suegras y lo que yo necesito que me quieran. Y  por otro lao,  ahora que mi marío está en paro este niño es una bendición, porque tú sabes que los niños vienen con un pan debajo del brazo. En fin hija, que me da vergüenza hasta de contarle a la gente lo que bien que estamos nosotros con la que está cayendo por ahí. Pero bueno así es la vida, unos tanto y otros tan poco.

NAVIDADES PARALELAS

TYPICAL USA , leer con tono de doblador español antiguo.

- ¡Oh Margaret!
- Johnny dime que esta Nochebuena no ha sido un sueño.
- No Margaret, ha sido tan real como el nacimiento del niño Dios.
- Oh Johnny, creí que eras una visión cuando te vi llegar a través de la llanura.
- Al amanecer volveré a cruzar esa llanura, pero me llevaré el olor de tu pelo al campo de batalla.
- Oh Johnny, ¿cúanto durará esta guerra?
- Durará poco, somos muy superiores en armamento y valores. Amor mío, el recuerdo de esta Nochebuena me mantendrá vivo.
- Lo sé Johnny, tengo algo para ti. Jamás pensé que podría dártelo hoy, pero los caminos del Señor son insospechados. Te cosí algo y quiero que lo lleves. Son unos calcetines, cada uno de un  color, los  colores de nuestra bandera Johnny.
- Margaret estoy tan orgulloso de ti. Cuando desfallezca  miraré mis pies y recordaré por lo que estamos luchando.
- Johnny, hay algo más. Esta Navidad mágica aún nos dará otro regalo. Oh Johnny... yo, yo sé que es pronto para asegurar nada, pero una mujer sabe de ciertas  cosas y siente cuando una vida ha empezado a gestarse en su vientre.
- ¡Margaret! Oh Dios mío misericordioso ¿será cierto? dime, ¿sería verdad tal milagro?
- Sí Johnny, puedo sentirlo, oh sí, puedo sentir  tu hijo en mis entrañas.
- Dios te bendiga Margaret, que Dios bendiga a nuestro país y a sus mujeres.
- Este hijo nuestro verá un mundo mejor Johnny, nacerá en el mundo por el que luchó su padre.
- Margaret , ¿y si no estoy aquí cuando nazca?
- Calla, estarás en el único sitio donde puede estar un hombre valiente. Cuando Johnny Junior pregunte por su padre, le diré que está defendiendo su país.
- ¿Y si muero Margaret? ¿Qué será de Johnny Junior?
- Sabrá que su padre murió por el honor y la verdad. Y si  nuestro glorioso país vuelve a estar amenazado   yo misma lo educaré para que siga los pasos de su padre.
- Feliz Navidad señora Margaret  Fruligan.
- Feliz Navidad señor Johnny Fruligan.
        

TÍPICAL ESPANIS, leer como si... en fin sé tú mismo/a.

- ¡Mari despierta!
- ¡Coño Manolo, estaba soñando!
- Lo sé, pero me he jartao jamón en lo de tus padres y no puedo dormir.
- Bebe agua y no des por culo que mañana es Navidad.
- No tengo sed, estoy rallao.
- Pues duérmete, verás cómo se te pasa.
- Bueno, pero déjame dormir abrazaditos.
- Venga. ¡Pero no me ronques en la oreja!
- No, no…ay Mari que agustito estamos. ¿Mari?
- ¡¿Queeeeeé?!
- ¿Y si me despiden después de las Navidades?
- Peor pa ellos.
- Eso es verdad, pero ¿qué haremos?
- ¡Ya me has desvelao Manolo!  Mira, te compré este libro pa Reyes, pero te lo voy a dar ya que te hace mucha faltita.
- "El poder está dentro de ti", gracias Mari.
- Te lo lees y se te pasa to. Manolo, te necesito entero que creo que estoy preñá.
- ¿Cómo?! Pero si eso es impo…
- ¡Acuérdate del día de la paella en lo de tu madre!
- Ummm…Qué puntería. Qué ilusión Mari, ¡un niño!
- ¡O niña! En fin qué alegría, ¿no? Besito.
- Muaaaaaaaaaa…ay mi Mari…
- Ea po ya está. A dormir.
- ¿Y si nace el niño y  no tengo trabajo?
- Tiramos con mi sueldo de funcionaria y punto.
- ¡Pero si tu sueldo está más congelao que las gambas pa mañana!
- Pos ya veremos Manolo coño. Cállate ya que mañana a las doce está tu familia aquí dando por culo.
- El próximo año te prometo que lo celebramos en lo de mi hermana que siempre se escaquea.
- Desde luego, ahora comiendo gambas es la primera.
- Ummm que buena que es mi Mariiii...
- Po sí, una santa y ¡quieto!, no sigas por ahí que hasta fin de año no toca.
- Es verdad. Feliz Navidad Mari.
- Feliz Navidad pesao.


DOGMA, aguantar 30 segundos entre frase y frase.

- Marie…
- John…
- Yo...
- Lo sé.
- Pero…
- No soportas las luces.
- Sí... un año más.
- Noche.... buena.
- Eres diferente Marie.
- No, estoy embarazada.
- ¿?
- Una Navidad me regalaron una muñeca.
- Yo odiaba a mi padre.
- Me gustaba llamarla mi pequeña Marie.
- Asco cuando me llamaban Johnny Junior.
- Sólo es un nombre.
- Cada Navidad...
- La historia de los putos calcetines, lo sé.
- ¿Porqué perpetuamos?
- Voy a vomitar.
- ¿El embarazo?
- No, la jodida cámara que no para de moverse.
- Feliz Navidad Marie.
- ¡Ppuuaagghh!