Si, he luchado siempre.
Escapé de los muros.
Llegué al final, ¿porqué sigue aquí esta maldita soledad?
Convertida en aquello de lo que huí, ¿en qué momento perdí el rumbo?
Pero había que sobrevivir, ¿de qué otra manera iba a sortear tanto desamor?
Todos me admiraban y gracias a ellos pude ser quién soy ahora.
Sólo algunos supieron verme y ¿qué hice yo? Les escupí por su fragilidad.
Desprecié el poco amor que encontré en alguna esquina.
¿Qué pretendían de mi? Si hubieran seguido a mi lado, tarde a temprano se hubieran ido.
Eso jamás.
Cuanto dolor en mis tacones. Cuantas lágrimas en mis falsas pestañas.
Pero ¿qué iba a hacer?
Sólo era un mujer. Una mujer.
Orgullosa de haber caminado fuerte para sobrevivir a todo.
Orgullosa.
Sólo me pesan las veces qué pude ser más...
más generosa con mis hermanas.
Quizás mis nietas puedan entender.
Ahora me toca descansar.
Así haré.
Ojalá que ellas puedan ser.
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