Caí en la tierra cansada.
Cansada.
Sin saber.
Sin saber nada.
Y en aquel momento de dolor,
algo brotó de mi interior y comenzó a curar mis heridas.
A llenar de olor a canela mi alma.
Cuando, anonadada, quise darle las gracias...
... tapó mis labios con sus dedos invisibles y me susurró sin palabras:
soy tu Ser amor.
Lloré, caí en sus brazos y me sentí salvada.
#UCDM, lección 96.
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