jueves, 31 de enero de 2013

MI PAPÁ




Tengo cinco años y estoy volviendo a casa.  Mi mano cuelga segura de la mano grandota de mi padre.  Por cada paso de mi padre yo he de dar cuatro pasitos para mantenerme a su lado y no quedarme atrás. Miro a la gente que camina a nuestro lado, que nos cruza... miro los coches, las tiendas, las luces... todo está en su sitio. Tengo cinco años y siento que las cosas serán  así siempre. Yo sintiéndome en paz y anticipando el placer de un baño caliente y una cena en casita. Mi padre es el hombre más fuerte del mundo. Además no conozco a ningún hombre más guapo que él. No exagero, he visto fotos suyas de joven y parecía un actor de Hollywood. No me extraña que mi madre se enamorara de él. Cuando ella me cuenta cómo se conocieron y lo que sentía la entiendo tan bien... tengo suerte de que me haya tocado el mejor padre del mundo. A veces siento penita de alguna amiga por el papá que tiene, no es que sea malo, pero claro comparado con el mío... Si  hay algún problema mi padre lo resuelve enseguida y siempre de la mejor manera. En casa es un manitas y lo arregla todo. Ayer fuimos a Continente a comprar un vídeo. Mi padre se leyó el manual entero y a las tres horas ya podíamos ver pelis.  Vinieron mi tía y mi abuela a estrenar el vídeo y mi tía trajo la película Molokai. Era en blanco y negro pero super bonita. Va de un cura que vive en una isla que se llama Molokai...la isla, el cura se llama padre Damián. Es muy bueno con los leprosos. A los leprosos no los quiere nadie porque lo que tienen es contagioso, pero al padre Damián no le importa. Los cuida, está con ellos y les habla de Jesús que también los quiere. Yo pienso en mi mamá que siempre me habla de Jesús... a veces me da vergüenza porque se pone como muy “diferente a lo normal” cuando habla de Jesús, pero luego se me pasa y cuando estoy sola en mi cuarto yo también hablo con Jesús. Jesús  también es muy guapo...bueno no como mi padre, diferente.  La mejor escena de la película  es cuando el padre Damián mete los pies en una palangana de agua hirviendo, pero él no se da cuenta de que quema porque ya está enfermo. Tiene los pies como inconscientes y así empieza la lepra. Primero te inconciencia una parte del cuerpo y luego se te cae.  Es super triste, pero yo me puse contenta. No por el padre Damián, que en verdad no importa porque se irá al cielo con Dios, Jesús  y los ángeles. Sino porque miré a mi padre y vi que estaba llorando. Y ahí sentí tanto amor por mi papá. Es el hombre más guapo, más fuerte y más sensitivo del mundo.

martes, 29 de enero de 2013

LO EVIDENTE


Mi mamá dice  que los nomos no existen. Que  los nomos no existen y que no hay más que hablar. A mí me parece  de muy mala educación que lo diga tan cerca del arbolito que riega el abuelo. Es una falta de respeto para el nomo que lo cuida. Mi mamá se preocupa mucho por mí. Esta niña se pasa el día hablando sola, necesita alguna amiga, le dice al abuelo. Yo me siento estupendamente normal. Juego mucho con una familia de hadas que hay en mi jardín. Son muy simpáticas y me explican cómo funcionan las cosas. A mi mamá no le cuento porque le da un patatús. No quiero que penséis mal de mi mamá. Me quiere mucho, pero le cuesta ver lo evidente.

CAMINO...


Hace eones de tiempo que camino. Camino hacia delante. He sido tormenta del desierto. He sido la roca que habita el silencio. He crepitado dentro del fuego. He sido el aliento del puma. He sido roble , avellano, sauco...  Cóndor. Lagarto. Mono. Escorpión. Humana. He vivido el amor. He vivido el dolor. Tantas heridas... he matado. He perdonado. He caído. He aprendido.  He creado dioses y demonios de todos los colores. Todos eran yo.

SIESTITA BAJO EL ÁRBOL




Siento las raíces en mis pies. Ancladas a la Tierra. Al hogar seguro, desde donde tomo vuelo, vuelo,  vuelo…. Entro en la brisa que me despeina, me acaricia, me hace sonreír de placer… vuelvo a la tierra cuando quiero, sólo con pensar… ya estoy de nuevo sintiendo en mis pies la frescura de la tierra mojada, la pereza de la  siesta debajo de un árbol… la visión del cielo tras las ramas y tras las hojas traviesas…respiro con el árbol e inevitablemente sonrío,  sonrío, sonrío reconociendo la inocencia del estar…. Oigo los grillos…los oigo dentro de mi ombligo… la brisa mueve las hojas… me dejo llevar y comienzo a volar, a volar…. Entro en el cielo, el sol no me quema,  doy vueltas y más vueltas y río y me lanzo hacia todos los sitios a la vez…buceando el aire, disfrutando la libertad…… y  en un segundo sólo con pensarlo ya estoy otra vez bajo el árbol, segura, tranquila,  protegida… verde que te quiero verde…

HABLANDO CON LOS ÁRBOLES



Quizás todos fuimos árboles en otra vida. Sólo de imaginarlo algo profundo se enciende en mi estómago... como si la magia existiera , como si la vida pudiera ser tan  sólo respirar. Sentir la luz bañando mis hojas. Un leve picor en mis ramas, un escalofrío en mi tronco...fuego bajando hacia mis raíces.... acariciando todos  mis anillos en frenéticos giros ...danzando en una meditación alegre para llevar esa luz a la tierra. Muevo mis raíces sintiendo la humedad del suelo... como cuando muevo mis piernas en la cama buscando rescoldos de sábana más fresquita. El vientito mueve mis ramas que chocan con los brazos de mis hermanos. Mi familia a mi lado, perteneciendo a la misma tierra. Rozando nuestras raíces en un sitio muy profundo más abajo, confundiendo casi nuestras identidades. Mis frutos colgando sanos de mis ramas... cierto orgullo en las ramitas de las que cuelgan. Fruto parido de mi ciclo, de mi ritmo, sólo estando, respirando,  confiando... alguien viene a sentarse en mi tronco. Me mira intrigada, va muy rápido. Da vueltas a mi alrededor. Se para, se sienta, se levanta... se tumba en mis raíces. Su peso es agradable. Me pregunta muy rápido, ¿qui ets tu? Y me pongo tan contento... podría ser una amiga nueva. Le muestro mi mejor sonrisa meciendo algunas de mis ramas,  aprovechando un pequeño vientito que afortunadamente pasa en el momento justo. Ella parece entender... creo que llora porque sus ojos están húmedos.... ahora sonríe. Creo que tiene ganas de recordar algo que olvidó. Para es mi raro.... eso de olvidar. Mi tiempo pasa lento y la memoria de cada respiración queda en mis anillos haciéndome más sabio. Pero ella no tiene anillos ahora que me fijo bien. ¿Cómo sabrá quién es sin ellos? ¿dónde estará su familia? Un momento...ah ya lo veo.... todo está en su corazón. Desde él comienza a extender sus brazos y proyecta caricias hacia mis ramas, mi tronco...cosquillas que nos hacen intimar un poco más. Yo también le hago cosquillas moviendo mis ramas para dejar pasar pequeños haces de luz que atraviesan su rostro y su cuerpo. Hacía tiempo que no me divertía tanto... desde hace unas veinte estaciones donde aquella tormenta nos hizo danzar toda la noche...mis hermanos y hermanas riendo como locos mientras nuestras ramas se contorsionaban y abrían como nunca... tocando lo  que siempre estuvo lejos... a la mañana todos nuestros miembros dislocados, unos apoyándonos en otros, ramas en el suelo.... Huy se levanta para irse... pero no quiero que se vaya. ¿ Por qué tan rápido? Si aún no nos conocemos, ¿dónde va? Ojalá mis raíces me permitieran ir tras ella.  Leo en su corazón que no quiere irse. Pero comienza a caminar, se detiene y mira hacia atrás... continúa alejándose... se detiene , vuelve la cabeza y me mira. Ahora mis hermanos y hermanas también la observan y ella se da cuenta. Vuelve a girarse y continúa su camino.  Le pido a mi amigo el viento que nos ayude... una leve brisa que detenga su impulso, sólo eso. Gracias viento. Ella se para por fin aunque ya está muy lejos. Ahora todo el bosque la observa, todas las miradas de mis ancestros sobre su corazón. Un mar de agua se mueve desde su estómago hacia su garganta ahogándola en lágrimas y más lágrimas que no se detienen...  Su corazón nos ve a todos y comprende ... recuerda el tiempo en el que ella perteneció a esta tierra... eso también es nuevo para mí y mis ramas crepitan ante la sorpresa. ¿por qué se fue? ¿por qué eligió ese otro cuerpo? Un montón de preguntas se agolpan en mi corazón, en el centro de mi tronco. Ella comienza a caminar hacia nosotros...sabe que está volviendo a casa. Sabe que la amamos porque es una hermana más. Llega hasta mi tronco y me abraza. Todos mis hermanos y hermanas ríen y celebran y yo me siento tan orgulloso. La abrazo con mis ramas, protegiéndola. Su corazón reconoce el pulso de mi corazón , el pulso del bosque, y durante varias respiraciones todos existimos juntos anclados a la tierra.