Caminando a través del fuego,
traspasando las llamas,
siembro mi cristal en la tierra que un día fue mi hogar.
Vuelvo a corazón abierto,
porque las Hijas e Hijos de Dios no podemos morir.
Somos Libres.
Madre. Madre.
Te pido la fuerza y la comprensión para seguir plantándome en tus laderas.
Para seguir construyendo mi hogar en tus montañas.
Siento tu amor.
Oígo tu llamada.
"Es el momento de que los hombres y las mujeres buenas,
vuelvan a despertar y a reclamar su territorio.
Pero no el del pasado, sino el del presente.
Ese territorio que habita irrobable, imperecedero
y eterno en el corazón de cada humano."
Madre...
que el perdón limpie las memorias del dolor.
Por favor.
Enséñanos.
Mi hermano no me hizo nada.
Yo no le hice nada a mi hermano.
Es la hora de abrir mi corazón donde tú, hermano,
eres por siempre el TESORO que tanto he anhelado.